Cuando crean que el psicoanálisis lacaniano es de locos, esperen que les hable de Psicología Cuántica. Por supuesto, que se encuentra a años luz del viejo paradigma newtoniano que manejan las terapias cognitivas conductuales. De antemano, los psicólogos no debemos ser físicos cuánticos para poder ejercer este paradigma, pero así mismo como hizo Lacan con otras ciencias, podemos usarla de manera aplicativa. Tampoco debemos ser matemáticos rigurosos, incluso, cuando el mismo Stephen Hawnking haya dicho que le faltó más conocimiento en matemáticas para poder desarrollar mejor sus teorías.
Se necesitan muchas horas de estudio para poder conocer al fin que la realidad no es tal lo que conocemos o como nos han dicho que es. Desde la cuántica se entiende que la realidad es energía. De aquí que podemos hablar la “realidad psíquica” de igual manera, no como certezas, logros, fracasos, depresión, ansiedad, sino, como energía y como tal, siguiendo principios de la física, ni se destruye ni se crea, se transforma.
El desconocimiento de la incertidumbre u otros paradigmas, lleva a los psicólogos y psicoanalistas a hacer intervenciones reduccionistas, en el mejor de los casos, cuando sí hay intervenciones. O en su defecto, a entrar a guerras infértiles con teorías novedosas que se alejan de los modelos objetivistas y organicistas.
¿Qué implica implementar un nuevo modelo de abordaje en el ámbito psi?
• Ampliar las posibilidades del paciente
• Tener más herramientas para el abordaje
Quizá, en primera instancia, debemos como personas y no como profesionales, entender de manera distinta nuestra propia realidad para poder asumir una postura de estudio, abordaje e investigación en el campo psi.
Recordemos que el modelo de la psicología clínica es un copiado del modelo médico. Se entiende el padecimiento humano en clave de síntomas y trastornos. Tal como lo hemos abordado hasta ahora: estrés, depresión, ansiedad, perdón, venganza, ira, tristeza, fobia, etc. Pero lo propuesto por la cuántica es concebir al ser humano y a su sufrimiento desde leyes no deterministas. Por ejemplo, concebir todo lo que nos pasa o nuestras decisiones desde la incertidumbre. Con lo dicho, por lo tanto, no hay mejores decisiones que otras; todos los errores no son demasiado graves; podemos convivir con lo incierto en la medida que lo comprendemos como principio. Desde esta perspectiva nosotros y nuestra mente somos incertidumbre, el tiempo y el espacio son incertidumbre y todo lo que pasa fuera de nosotros, también lo es. No es posible controlar, regular, ni lo de dentro o fuera de nuestra mente, a diferencia de lo que plantean las teorías organicistas y fisiológicas de la psicología. Y no poderlo tener en control, está bien. No está demás hacer el símil entre incertidumbre con lo que sería su equivalente, el inconsciente.
Vale apuntar desde esta óptica: las causas están perdidas, de cuyos efectos queremos encontrar. Se vuelve esta máxima un puntapié a todas las corrientes psicológicas o psicoanalíticas que van en busca de las causas para mitigar los efectos, es decir, los síntomas.
En una de las mejores películas que ha dado el cine, Everything Everywhere All at Once, donde claramente se encuentra el punto que queremos demostrar en el presente escrito, es que: al final nada importa, y entonces ¿Qué es lo que sí? A esta pregunta siempre respondo que el amor.
Carlos Silva Koppel
Psicoanalista