De
un texto poderoso surge una comedia y mucho que decir a partir de ella, por
supuesto. Hay varias lecturas, pero me convoca
un comentario cercano al psicoanálisis.
No tengo duda de que esta es una obra muy importante y que su aparición
en nuestra localidad es oportuna, y ¿por qué no? Una oportunidad. Lo digo sin reparo.
He
leído y escuchado el famoso “menos mal siempre hay un amigo que está peor que
uno”, y será que después de pensarlo, ¿nos mejora un poco de eso de lo cual nos
quejamos? Pero claro que sí y con poca elucubración. Es posible que los caminos
de la amistad estén empedrados con el material halagüeño de las buenas
intenciones. También cabe preguntar si ¿podrían
las amistades madurar?, y que duren o, ¿es posible salir del apodo infame para
uno, pero “fraternal” para el amigo, para poder construir un propio nombre?,
por ejemplo. Pensemos entonces si la
amistad paga un impuesto que a veces es imperceptible o que no se escapa de [pre]juicios
que terminan en condenas fraternas.
La
obra nos entrega un sinnúmero de recursos que no pueden ser posibles sin la
dirección y las actuaciones magistrales que se muestran. Y como ya sabemos, el drama del amigo/del otro
(o en una obra), es el entretenimiento para nosotros. Que los juegos que vemos en otros, son para ellos
malentendidos del lenguaje que pueden terminar en el peor de los escenarios. El hombre que piensa no se percata que
primero habla (J. Lacan), y que en el decir habita el equívoco, como el
equívoco en la casa del otro al escuchar.
Entonces ¿Dónde alojamos usualmente nuestras palabras? ¿En las
amistades?
No
hay más vigencia de lo cotidiano del sujeto, que lo que se presenta en esta
obra. Y esta obra en especial no escrita
hace mucho, nos sugiere que escribir, hacer y sostener teatro hoy es tan valeroso,
como hacer y sostener una práctica psicoanalítica. Que ambos cuestan el trabajo
de bordear constantemente la praxis, en estos tiempos de híper velocidad, del
relato corto, de gadgets, GIFS/memes,
tv basura o psicofármacos, que juegan a ser la entrega total de respuestas a
las preguntas de lo que implica ser sujeto
(…) Sostener la práctica no para alcanzar el éxito o la perfección, sino
para fracasar mejor, en escena o en la vida, respectivamente. Hoy tanto el teatro, como el psicoanálisis,
son vigentes y más que necesarios.
Carlos
Silva Koppel
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