sábado, 12 de noviembre de 2016

Teatro y psicoanálisis, los amigos


De un texto poderoso surge una comedia y mucho que decir a partir de ella, por supuesto.  Hay varias lecturas, pero me convoca un comentario cercano al psicoanálisis.  No tengo duda de que esta es una obra muy importante y que su aparición en nuestra localidad es oportuna, y ¿por qué no? Una oportunidad.  Lo digo sin reparo. 

He leído y escuchado el famoso “menos mal siempre hay un amigo que está peor que uno”, y será que después de pensarlo, ¿nos mejora un poco de eso de lo cual nos quejamos? Pero claro que sí y con poca elucubración. Es posible que los caminos de la amistad estén empedrados con el material halagüeño de las buenas intenciones.  También cabe preguntar si ¿podrían las amistades madurar?, y que duren o, ¿es posible salir del apodo infame para uno, pero “fraternal” para el amigo, para poder construir un propio nombre?, por ejemplo.  Pensemos entonces si la amistad paga un impuesto que a veces es imperceptible o que no se escapa de [pre]juicios que terminan en condenas fraternas.

La obra nos entrega un sinnúmero de recursos que no pueden ser posibles sin la dirección y las actuaciones magistrales que se muestran.  Y como ya sabemos, el drama del amigo/del otro (o en una obra), es el entretenimiento para nosotros.  Que los juegos que vemos en otros, son para ellos malentendidos del lenguaje que pueden terminar en el peor de los escenarios.  El hombre que piensa no se percata que primero habla (J. Lacan), y que en el decir habita el equívoco, como el equívoco en la casa del otro al escuchar.  Entonces ¿Dónde alojamos usualmente nuestras palabras? ¿En las amistades?

No hay más vigencia de lo cotidiano del sujeto, que lo que se presenta en esta obra.  Y esta obra en especial no escrita hace mucho, nos sugiere que escribir, hacer y sostener teatro hoy es tan valeroso, como hacer y sostener una práctica psicoanalítica. Que ambos cuestan el trabajo de bordear constantemente la praxis, en estos tiempos de híper velocidad, del relato corto, de gadgets, GIFS/memes, tv basura o psicofármacos, que juegan a ser la entrega total de respuestas a las preguntas de lo que implica ser sujeto (…) Sostener la práctica no para alcanzar el éxito o la perfección, sino para fracasar mejor, en escena o en la vida, respectivamente.  Hoy tanto el teatro, como el psicoanálisis, son vigentes y más que necesarios.




Carlos Silva Koppel

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