Moralizar, ya es una inmoralidad.
Con respecto a mi pregunta a la psicoanalista Hebe Tizio el día jueves (11/12/2014) pasado en la Universidad Católica, con respecto a que en las otras épocas el NDP se cumplía con rigor en la cultura, situación misma que por antonomasia genera-ba analizantes, y que ahora, siguiendo la exposición de la analista , se vive "la caída del NDP producto de la posmodernidad" (frase que se repite en muchos analistas), ¿Es que la posmodernidad ya no genera analizantes? ¿Está forcluida la cultura? ¿De qué se preocupa el analista?
El psicoanalista mantiene una postura frente a la cultura (esto incluso a manera de pregunta), además que debe estar al tanto de la época, pero solamente para lo que fue inventado el psicoanálisis: para que el sujeto dé cuenta de sus formas de gozar, en relación a su deseo. Entonces mi pregunta para la psicoanalista: ¿Por qué el psicoanalista se introduce en los dispositivos de control, para sugerir cuánto limitar los goces o no? por ejemplo. Quizá no pude ser claro con la pregunta en su momento, quizá menos ahora. Seguida a esta idea sugería: "el psicoanalista está contra toda moralidad", y ella cerró esta postura con un "No" fuerte y claro.
El psicoanálisis va contra todo bienestar y propuestas tranquilizadoras. Su ética apunta al cuerpo que experimente sufrimiento a través del goce que, sufre por los "umbrales" del placer. ¿Cuál debe ser la postura del analista frente a la decadencia de una época? Indicar "un camino a seguir" sería la menos indicada. Mejor hay que preocuparse de por qué el psicoanálisis existe.
La ética del analista no es una moral, eso es claro. Es la ceñida por Freud en el tan recurrido texto Más allá del principio del placer. Limitar el goce hoy no se puede lograr, sino es por los ideales de la religión, la biología, "el buen vivir", entre otros. La ética del psicoanálisis implica una crítica a todas las desviaciones impuestas al deseo inconsciente.
Carlos Silva Koppel
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