domingo, 6 de marzo de 2022

Batman alienado: del trauma al sentido del héroe

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            Todos conocemos la historia del llamado Caballero Oscuro: aquel niño millonario que perdió a sus padres a causa de un asesinato.  Luego criado por Alfred Pennyworth, que figuraba generalmente como mayordomo, pero siempre fue mentor, consejero… padre.

                The Batman, lóbrega, siniestra, oscura… nos trae al héroe que conocíamos de otra manera.  La estética es la de Dick Tracy, detectivesco, violento y caótico.  Es realista, tanto que nos acerca a lo que sí es posible: políticos corruptos, delincuencia organizada, un héroe humano que, mediante su melancolía, se enlaza con los espectadores por la verosimilitud de la posibilidad compartida de la tristeza.

                Por su parte, será la primera vez que vemos no solo a Bruce Wayne destruido, sino sublimando el quebranto con la máscara de la “venganza”, como para decir que de lo roto surge la fuerza necesaria para hacer justicia sin ley, pero a través de la figura de “toda causa tiene su consecuencia”: The Batman se encarga de que la consecuencia llegue.

                La diferencia con otros héroes como The Punisher, Frank Castle, es quizá que Frank no se formó mediante el dolor del trauma, él es trauma: irrumpe e interrumpe. Bruce Wayne es dolor y The Batman, la metaforización de este dolor en venganza con cautela desde la tiniebla.

                El trauma de la pérdida abrupta de los padres lo invade, lo deja absorbido fuera del conjunto donde estamos todos los seres comunes y corrientes. Él es solo y a su ley.

En The Batman lo podemos ver como nunca antes.  Bruce Wayne sufre, está aislado.  No es la figura pública exitosa, filántropa o generosa.  Es reflexivo, insomne, meditabundo… un humano que con el traje alcanza alguna voluntad.  Aun así, no exento de adolecer.

                El crimen, los malos y después los artilugios con violencia de The Riddler, son significantes que suman al trauma primordial del héroe, afincando su motivación de venganza.

                Será una fórmula sencilla: el trauma aliena a Bruce dejándolo a su suerte y nada lo va a sacar de ahí.  Recordemos que en el lenguaje coloquial, regularizado por la RAE, la definición de alienado es: el condicionamiento de la personalidad de un individuo por factores externos; trastorno intelectual temporal o permanente; estado mental caracterizado por un sentimiento de pérdida de la propia identidad.  Para el psicoanálisis, en cambio, es el sujeto a la deriva de la arbitrariedad del significante.  Para que se pueda comprender fácilmente diré: al capricho del trauma.  Entonces, en Bruce Wayne se cumpliría una circularidad, un bucle entre el trauma y la venganza.

                No obstante, habrá un corte en aquél bucle al asomo de una tentativa amorosa con Seline, Catwoman.  El encuentro con el amor, fugaz pero suficiente, bastará para que Bruce se posicione de otra manera como sujeto.

                Se disgrega el bucle trauma-venganza con el objeto amor… se interrumpe.  El primer momento de Bruce, The Batman: “soy venganza”, que es el aislamiento del sujeto, se ve tachado por el soslayo del amor.  Su posición cambia bajo la mirada del Otro, para que luego sea la falta: la falta amorosa y que preferible es la ilusión de tener el amor, a la ausencia de este.  Lo hemos visto en incontables contextos, la ausencia de amor es oscuridad.

Además ya sabemos de antemano que el amor entre Batman y Catwoman nunca se concreta.  Sin embargo, Seline da pruebas de amor suficientes respondiendo a la pregunta “¿para qué te quiero?”, lo quiere para no dejarlo morir.

                ¿Que el amor salva del trauma? Posiblemente. ¿De la melancolía y la tristeza profunda? También sería posible. ¿El amor alivia la sed de venganza? Definitivamente. Tras el encuentro con Seline, Bruce tiene otro semblante.

                Al final, luego de la mayor prueba de amor, el denominado fenómeno enmascarado y vigilante autoproclamado, toma una postura distinta de lo que él era “un deseo sin Otro”, a plantearse lo que esperan los otros de él desde el agujero que deja la ilusión de amor.  Lo humano asoma; The Batman, cambia “venganza” por ayuda, solidaridad, entonces desde el amor en falta. Montado en su moto, gira hacia ese camino.

                El bucle queda trauma-humanismo/amor-en-falta/solidaridad, pasando de vengador... a héroe.

 

 

 

Carlos Silva Koppel

Psicoanalista