viernes, 10 de junio de 2022

Mi secuestro

 

Hoy me tocó a mí, me decía. He sido secuestrado, no sé en dónde estoy, ni dónde me han traído. Tengo ganas de gritar, pero me han tapado la boca con la cinta más efectiva.

Me duelen los hombros por la posición de los brazos y las ataduras de las muñecas. Parecería que los nudos los hizo algún marinero. Y sí, eso puede ser. ¡Ya sé quiénes son los autores de este secuestro! Sí, militares. No encuentro otra explicación. Son nudos bien hechos, de pies y manos.

No he visto la luz en dos días. A ratos pasa uno de los secuestradores a darme un poco de agua.

Hace calor. Cómo extraño mi casa, lo que tenía allá afuera: un plato de comida, mi esposa, mi hijo y mi perro… lo más sencillo. Justo ahí, cuando añoraba mi hogar, fui desatado y desvendado de los ojos, y un tipo, tatuado hasta en la cara me dijo “ya eres libre, obtuvimos lo que queríamos” ¿Y qué era lo que querían?

Enseñarme el valor de la vida.



Carlos Silva Koppel

Psicoanalista

viernes, 3 de junio de 2022

La psicopatología en psicoanálisis

 


La vida cotidiana.  Ya lo apuntaba Freud simplemente con el título del artículo que escribió en 1903.

Allí nos habla del olvido; el lapsus… el acto fallido.

El inconsciente aparece allí, en el lapsus.

Si la psicopatología a final de cuentas serviría para pensar en la evaluación, el diagnóstico y posteriormente el tratamiento ¿No creen que la presuposición teórica, por supuesto, más allá de contar como una herramienta científica o técnica, es una entrada prestablecida a la verdad por la cual el sujeto que sufre entra a consulta?

A todo esto, más allá del psicoanálisis, ¿Cómo la psicología puede establecer su propia “psicopatología”, si sus fundamentos principales se sostienen desde una base fisiológica, que a su vez, son el sustrato que alimenta el modelo médico?

En el psicoanálisis lo desmarcamos a partir de la escucha al paciente.

Queda en cada uno de nosotros en el momento de encontrarnos frente a un paciente, si optar por un modelo de diagnóstico importado del modelo médico, que implica la búsqueda de signos o síntomas, o si es escuchamos al sujeto. 

Recordemos que en Freud se establecen tres estructuras clínicas: neurosis, histeria y psicosis, las cuales no vamos ahondar ahora. En Jacques Lacan, el psicoanalista francés que extendió y complejizó el psicoanálisis de Freud, se utilizan otras herramientas que parten desde el lenguaje.

Los conceptos de saber y verdad, son de Lacan y tienen influencia directa con la atención a pacientes. Es decir, saber y verdad tienen que ver con cómo señalamos acá el diagnóstico y la nosografía del paciente.

Hay muchos psicoanalistas que trabajan con los diagnósticos clínicos de neurosis, historia/histeria y psicosis. Sin embargo, los mecanismos de esas estructuras, bien pueden aparecer en las otras.

Recordemos además que Freud estaba cercano a la neurología, pero se separó de ella, cuando descubrió que en el inconsciente, había un saber.  Por otro lado, desde los rusos que incentivaron a la psicología como científica, la psicología aparece como heredera de la fisiología.

Pensemos en cuánto perdemos al intentar ir a la búsqueda de un diagnóstico.  La persona llega angustiada y a lo que se somete es a un proceso de observación, auscultación, evaluación, diagnóstico y luego el tratamiento. ¿Así?  ¿Allí se desperdicia la función de la transferencia?

El paciente, la persona sufriente, espera algo del lugar adonde asiste por ayuda.

A todo esto, ¿Qué es la verdad? Es la queja. La queja que surge del inconsciente. Que a su vez es el síntoma.  Y no se puede decir toda la verdad, por lo tanto, no se puede quejar todo lo nos pasa.

La verdad habla, es decir, la verdad se habla.

¿Qué hace el psicoanalista? Pone a funcionar la verdad en el lugar del sujeto.

La mejor forma de entender este concepto de “verdad”, es a partir del concepto griego “aletheia” .

En el momento que un psicólogo o psiquiatra diagnostica con el manual diagnóstico, le da un estatuto al sujeto.  Espero se pueda entender esta parte.

Regresemos a la “verdad”. La verdad es intolerable y por eso solo se puede decir a medias.

Lo que haría un psicoanalista es ponerse en un lugar para que la verdad en el sujeto emerja. A diferencia del psicólogo o el psiquiatra que se remite a signos y síntomas (propios de su modelo), y no hay nada que leer… es decir, el médico o psicólogo le pone las palabras encima… el paciente no es leído.

Es gracias a que el sujeto no sabe, es que podemos llegar a su verdad.

Verdad y Saber son dos caras de la misma banda [1] y la verdad surge de la equivocación. De la psicopatología de la vida cotidiana.

 

 

 



[1] Lacan, J. Seminario 1. Clase 21.