viernes, 10 de junio de 2022

Mi secuestro

 

Hoy me tocó a mí, me decía. He sido secuestrado, no sé en dónde estoy, ni dónde me han traído. Tengo ganas de gritar, pero me han tapado la boca con la cinta más efectiva.

Me duelen los hombros por la posición de los brazos y las ataduras de las muñecas. Parecería que los nudos los hizo algún marinero. Y sí, eso puede ser. ¡Ya sé quiénes son los autores de este secuestro! Sí, militares. No encuentro otra explicación. Son nudos bien hechos, de pies y manos.

No he visto la luz en dos días. A ratos pasa uno de los secuestradores a darme un poco de agua.

Hace calor. Cómo extraño mi casa, lo que tenía allá afuera: un plato de comida, mi esposa, mi hijo y mi perro… lo más sencillo. Justo ahí, cuando añoraba mi hogar, fui desatado y desvendado de los ojos, y un tipo, tatuado hasta en la cara me dijo “ya eres libre, obtuvimos lo que queríamos” ¿Y qué era lo que querían?

Enseñarme el valor de la vida.



Carlos Silva Koppel

Psicoanalista