sábado, 26 de agosto de 2023

Inteligencia Artificial y Educación

 


Existen preocupaciones actuales, como por ejemplo, que la inteligencia artificial suplante a las formas tradicionales de educación.  Pero eso es problema y a la vez resistencia, no solo a la inteligencia artificial, sino a la misma tecnología.  Para todo esto debemos definir qué es la inteligencia artificial que ahora está tan de moda.

Creemos mal que es algo actual, pero surge luego de la Segunda Guerra Mundial a través de Alan Turing.  Aunque la IA por definición no está para suplantar las capacidades humanas, somos todos testigos de que sí es capaz de superarlas.  Insisto que no es algo de ahora, pasó hace mucho tiempo cuando una máquina ganó al campeón mundial de ajedrez de aquél entonces, Garry Kasparov.  No sabemos si hoy una IA es capaz de sobrepasar al reciente campeón total y mejor jugador de la historia del ajedrez, Magnus Carlsen, pero en la recopilación de información de manera simultánea y global, ya ha superado las capacidades de los que estamos aquí leyendo.

La IA escribe poemas, edita fotografías, hace composiciones musicales, pero eso no implica que sea poeta, fotógrafo o músico. Y aunque nosotros la utilizamos todos los días desde nuestros móviles y la innumerable cantidad de aplicaciones que nos dan esta oportunidad, tampoco nos hace artistas.

Para mí el problema principal es la educación en general.  Antropológicamente hablando hemos diseñado un modelo obtuso para transmitir conocimientos, que no necesariamente son para vivir, sino para desarrollarnos en una sociedad que por estructura es carente, deficitaria y desigual.  Por tal motivo, no creo que la IA utilizada en el sistema educativo sea más nocivo que el mismo sistema educativo que ya existe.

Algo que sí me preocuparía y que pueda empeorarse más de lo que está en lo tradicional, es en la ética del ser-para-el-otro.  No pensemos que es un problema ya resuelto, porque si fuera así, no existiera la exclusión y el bullying entre estudiantes; ni se diga de las masacres en los colegios de países del Primer Mundo.

Es posible que la misma IA por prescindir de las emociones, valores religiosos y morales entorpecedores en muchos casos para relacionarse con la diferencia; es posible que las IA puedan ser laicas si se puede decir, y superiores en la aglutinación de la información necesaria para formar ciudadanos del mundo, sujetos políticos y congruentes con la sociedad sin las taras morales que discriminan.  Es posible por lo tanto que la IA pueda dar un mejor mensaje que los que se han dado en la educación tradicional y pues, que no han tenido demasiado éxito.

Pero la IA no responde toda la demanda que pueda hacer el sujeto.  No responde la contradicción, no responde a la paradoja y tampoco responder al porvenir.  No quiere decir que los libros y los maestros de carne y hueso lo hagan, pero por eso mismo, por mostrarse faltantes, quedan esperanzas.  ¿Cuál es el problema de la inteligencia artificial entonces? El ideal de perfección, inalcanzable, por supuesto, pero que se quiere emular.  No es para menos, conecta perfectamente con el modelo de calificación sobre las altas notas que implican ser “sobresaliente” y figurar en el cuadro de honor, para luego ser el empleado del mes una vez acabado su período educativo.  La educación de hoy, con o sin IA, debe terminar con el darwinismo social y la exclusión.

                Si es verdad que existe una individualidad, a la normatividad y homogeneización del sistema educativo nunca le importó, hay que decirlo.  Se ha hablado de “inclusión”, pero por un lado pensemos que surge por el ahorro de hacer escuelas especializadas para atender a la diferencia y a las capacidades especiales, y por el otro, pensemos que la “inclusión” ya es una oferta comercial.

Lo que se enseña hasta el día de hoy es a partir de marcos estandarizados que alguna clase social/académica/eurocentrista o anglosajona y más o menos local, decidió que debe aprenderse.  Soy bastante escéptico que verdaderamente se pueda aprender algo, o sea, estoy criticando al sistema educativo.  Si bien para algo podemos servir quienes somos docentes, es para encauzar a través de generar curiosidad para que existan las preguntas “¿por qué?” y “¿cómo?”, en vez de dar respuestas.  El “¿por qué?” no deja de ser una pregunta filosófica, la que todos los niños sostienen y que comienza a silenciarse desde las casas, para continuar el silenciamiento en las escuelas, colegios y universidades con profesores que no tienen todas las respuestas.

¿Pero saben quién sí tiene todas las respuestas? Google, Chat GPT.  Sin embargo, la IA, y aún la inteligencia (como se dice) de nosotros no ha podido descubrir un mejor método de enseñanza que el socrático.  En las arenas para competir con las máquinas sobre quién sabe más, el profesor tiene todas las de perder y la inteligencia artificial es el nuevo agente que pensamos ostenta el saber.  Ubicarse en una posición de saber puede ser nefasto para el mismo fin que pretende alcanzar la educación.  Me es imposible olvidar cómo en primer grado la maestra me corrigió algo que yo sabía que era correcto.  Por ese motivo creería que mi decepción por el sistema educativo ocurre demasiado temprano.

                No creo que debamos culpar a la IA por la deficiencia en el aprendizaje, hoy cuando nos encontramos con estudiantes de universidad que ni siquiera saben leer ni escribir bien.  Hay otras variables para barajar como la mercantilización de la educación y la no idoneidad en tanto aptitudes de los tiempos actuales.  En donde los alumnos son clientes y los docentes meros obreros al servicio de una empresa educativa cuyo trabajo peligra por la queja del cliente.

                La individualización en el sistema educativo es por lo tanto antitético, porque no se alcanza a ver el caso por caso.  Sin embargo, son las consignas de qué es lo que hay que aprender, por qué y para qué.  Si todo ya existe en la nube, entonces sí, es menester tener en consideración esto que se ha expuesto.  ¿Cuál es la necesidad de conocer tal o cual cosa? Cuando lo idóneo sería saber el método para aprender por sí solos, de manera individual, discriminando sobre información falsa y verdadera.

                El mundo, aún el Primer Mundo, está en espanto porque el Chat GPT va a cambiar por completo el modelo educativo.   Tanto así que en EEUU se lo ha prohibido.  Pero luego de haber pasado por la pandemia, quedó más que claro la obsolescencia del método educativo que se había venido imponiendo por siglos, y que la salida momentánea, no tuvo el éxito para quedarse.

                Finalizadas las restricciones por el Covid, todos desearon volver a lo de antes.  Pero esto va de la mano con los discursos que insisten en retornar al pasado, en que “el pasado era mejor”; y pensemos mejor que modelos filosóficos, psicoanalíticos, psicológicos, sociológicos y científicos, se sostienen por un conservadurismo económico que mueve millones de dólares.

                Hoy en día la información es accesible para todos y el paradigma de “aprender” de la manera decimonónica ha sido superado, pero no tolerado por las instituciones que entregan las credenciales para el conocimiento.  Es así que vemos youtubers, tiktokers y demás influencers hablando de cualquier tema y no de manera demasiado equivocada, sin haber ido a la universidad.  O si lo desean ver de forma más trivial, ganando dinero, sin haber “invertido” en educación.


Carlos Silva Koppel

Psicoanalista

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