martes, 12 de enero de 2010

Un "Avatar" para la Revolución Ciudadana


Al parecer lo más importante de la película de James Cameron, Avatar, no es el final feliz, sino la apología íntima al socialismo y éste sin despegarse de la naturaleza. En aquellas escenas en que los Na’Vi se encuentran entrelazados mutuamente, se vislumbra una armonía entre su comunidad y la “madre naturaleza”, en una especie de simbiosis, donde madre e hijos se cuidan mutuamente; sin el uno, no puede vivir el otro. ¿Qué importa aquí el Capital?

Na’Vi, nombre que sin muchos análisis alude a la palabra inglesa native, que en español significa nativo, aborigen, indígena, autóctono de un lugar, a quienes cabe preguntar: ¿Cuándo es que a ellos les ha importado el capital, el dinero, la “Empresa” o el comercio? Todo resurge de la madre tierra. La idea del ahorro, de acumular, permuta en su idiosincrasia a cambio de un sabio manejo de los recursos naturales en armonía con el medio ambiente. El ahorro como ya sabrán, es infundado por el sistema capital.

Elías Capriles, filósofo venezolano, propone el “Ecocomunismo”, corriente que inicia criticando ferozmente al socialismo, considerándolo como una postura imposible de mantener y como deficiente económicamente frente al capitalismo. Es decir, no hay socialismo que produzca más que los niveles capitalistas. Reconoce que el verdadero socialismo se da en conjunto con la naturaleza, como vivían nuestros indígenas.

En su detrimento, el actual socialismo, vehemente, adquiere comportamientos capitalistas, de destrucción, de conquista y de explotación. El Parque Nacional Yasuní, pulmón de Latinoamérica y patrimonio ecológico mundial, probablemente será explotado para sustraer el petróleo, aun habiendo anunciado que “el petróleo se queda abajo”. Como vorágine, esta economía socialista, toma conductas capitalistas. Y ya sabemos que el capitalismo es la base de la pobreza y el socialismo de mantenerla, sin embargo, de qué clase revolución social se habla. Esta empresa de la explotación, de la absorción de todo tipo de recursos, de los socialismos de “pon el hombro” a bajos costos, no solamente acabará con la “madre naturaleza”, sino que acabará por desembocar en una crisis social más grave de las que se viven a diario. Los Na’ Vi, mil veces más astutos, expulsaron a sus invasores, a diferencia del pensamiento “acholado” del nativo ecuatoriano (todos nosotros), aceptamos lo que se venga.


Capriles, que visitó el país el año pasado, no de manera profética como aclaró, mencionó que pronto el mundo va a acabarse, por esta corriente de imperio que se crece en todos los rincones del planeta. De acabar con todo lo verde de los arboles, para convertirlo en buenos verdes de billetes. El fin del mundo, no es como en 2012, o como en El día después de mañana, es un proceso paulatino que toma algunos años y que ya se está viviendo.

¿Cómo solventar la economía del país entonces? Lo sabrán los expertos, aquí lo único que se dice es que, con lo correspondiente al Yasuní, no hay nada de socialismo del siglo XXI. Más valen los 920 millones de billetes bien verdes, que la vida; recordando que humano y naturaleza son uno. Es mejor que aprendamos de los Na´Vi, o a nuestros nativos del Yasuní.

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