viernes, 17 de junio de 2011

Números humanos

Si bien es cierto, transitamos en una época que trae con ella fenómenos sociales, que al hombre posmoderno cuesta adaptarse. El abordaje de las manifestaciones sociales contemporáneas, como la delincuencia, la drogadicción, el analfabetismo, el callejismo infantil, etc., siempre tienden a realizarse de la manera más objetiva posible. Se puede decir entonces que esta lente está empañada.

La objetividad con que se miran los problemas sociales, ya lo deberíamos haber descubierto, peca de ingenua. Se simplifican a investigaciones, que son los levantamientos de los proyectos, con un alto valor estadístico. Se cree que los números, en cuestiones sociales y que comprenden estrictamente con el sujeto, son definitorios para llegar a alguna solución viable. Las estadísticas acallan las subjetividades, sin embargo son rentables en la rapidez con que se elaboran los proyectos y diferentes tipos de intervención social.

No se pueden pensar las Ciencias Sociales, como ciencias duras. La frialdad científica con que se estudia al sujeto y a la sociedad, y que posteriormente elabora los planes de intervenciones psicológicas y sociales, está condicionada a la eficacia, eficiencia, premura del tiempo y presupuesto que está destinado para ello. Nos dedicamos a aprender a hacer encuestas, más no a entender a la sociedad.

Siguiendo este razonamiento, no se invierte y no interesa caminar por esta vía más profunda, no por lo complicado que resulta ser, sino por lo poco rentable y el tiempo que conlleva aprender bien. El ímpetu de la Ciencia y ahora, la propaganda política, por resolver problemas de forma eficaz, resultan una arada en el mar. Hay que entender bien, que la estadística y la planificación en materia social, no tiene caso. A veces la intervención social, es para apantallar que se está haciendo algo o que algo se puede hacer con respecto al problema; que funcione, es otra cosa.

El ser humano es biopsicosocial, pero azaroso, necio y cínico por voluntad. Reducir su estudio a términos cuantitativos, con las chispitas de lo cualitativo no es buena empresa. Suponer medidas de salud social, sin conocer bien sobre cómo camina el hombre, es sombrío. Por ejemplo: pensar que se dejará de fumar porque se sube el precio del tabaco, es una ingenuidad terrible y no mayor que las políticas aplicadas.

Es importante estar al tanto del azar, de la irreversibilidad, de las relaciones sociales, de la psicología de las masas, para entender mejor a la sociedad y tomar medidas sobre ella. No por medio del ensayo y el error, peor aún, por medio de elaboración de estrategias basadas en números, construidos a partir de las mismas subjetividades. Dichos números, por lo tanto, son cambiantes; se mueven de un lado al otro, porque son humanos.

Carlos Silva Koppel

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