A propósito del artículo
publicado el día de hoy en diario El Universo, “¿Enloqueció
Correa?” me tomo unos cuantos minutos para hacer una inflexión. Sin embargo, no se trata de una réplica
cuando quiero señalar que en dicha opinión, se mencionan algunas veces el
significante “exaspera”, no solo eso sino que el argumento central es “Correa
nos exaspera”, además señalando el plural y la representación de quien escribe
aquel texto de ese plural.
No es de buen gusto cuando nos
queremos meter en el terreno de la locura y la cordura, pretender que una de
las dos es mejor que otra. Nos cierne a
los ignorantes en el tema realmente en un lío sobre normalidad y anormalidad,
un lío que llega a los tobillos de la respingada “salud mental”, que aquella
palabra “locura”, cargada de tanta historia e infamia se usa acá, no sé si como
material diagnóstico o para maquillar una bonita crítica a Correa, que independientemente
de sus malas o buenas decisiones, el que
se queja –no solo ese autor – ya tiene un problema, o como se dice: una demanda
de atención.
Una reseña de los hechos: ocurre
el sismo; Correa fuera del país; los sucesores hacen un trabajo de contención a
la población; la ciudanía se mueve por redes sociales y demás; aparece una
increíble respuesta ciudadana; Correa retorna, abre la boca, se toma fotos,
hace o dice, bien o mal; y el 19 de abril la gente está divida una vez más, entre
los fans y los enemigos. Si es de hablar de locura en el sentido del fanatismo,
pues está de ambos lados: los exasperados y los enamorados. Es decir, no se toma un tiempo de pensar, ni
decir. Me apena que haya gente que no
pueda dormir pensando qué hace y qué no hace Correa y se levanten al día siguiente
a ver cómo lo despedazan en redes sociales (que implica un mínimo de la opinión
pública; no sé por qué se desgastan), y también siento lástima por esos que son
pagados para fregarles la vida a los otros que ya la tienen fregada: la
cuestión es, están metidos en el juego de la rueda del ratón.
Me parece que el espacio en el
diario hay que aprovecharlo para decir cosas inteligentes, para que a algunos
cuantos les haga un eco y los confronte con la ignorancia. Hablar de la locura del otro, cuando
realmente este otro me tiene a mí loco, me parece poco sensato y deshonesto. Además si se aprovecha de conceptos como
locura, amigo/enemigo, etc., sin explicación o responsabilidad alguna.
Sabemos que Freud comentó
algunos casos e hizo conjeturas diagnósticas, incluso a partir de sus biografías,
¡Pero vaya que le costaron algunas cientos de páginas! Decir que el tipo
enloqueció y obviándolo, solo da rienda suelta a alimentar esa “exasperación”
social que se critica, sobre la crítica visceral que se tiene sobre el gobierno,
y a la defensa visceral y bien convenida que se levanta. Recordando días atrás lo de #mashimachine, unos
cuatro pelagatos crean la plataforma y
ahí la lanzan, para que enloquecidos quieran enloquecer al que dicen que está
enloquecido. Es una rueda sin salida.
Carlos Silva K.
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