martes, 14 de junio de 2016

Superyó y Genealogía



No es difícil relacionar la genealogía[1] con el psicoanálisis, al menos con el curso de una experiencia psicoanalítica.  Porque con la genealogía, al contrario de la historia, se trata de una tarea esforzada por darse cuenta de los detalles de cada singularidad del suceso o mejor dicho del acontecimiento; con respecto a hoy, el acontecimiento del sujeto.  Por lo tanto lo que difiere una genealogía con los procesos o prácticas historicistas, es en que no le interesa la búsqueda del “origen” que es lo que ya está ahí, sino más bien de los disfraces y peripecias que se dan lugar,  para levantarlos  y desvelar "un algo".

En la Carta 52 que Freud escribe a Fliess, Freud parte de la idea que existe una estratificación sucesiva del psiquismo humano, que supone una lógica de un proceso.  Cabe el cuestionamiento de si se trata de un orden y si es que además es realmente estratificado.  Recordemos que estamos refiriéndonos de un Freud aún neurólogo.  Puedo decir a partir de aquí, que cuando se habla de inconsciente, se habla de una memoria, ¿pero hasta qué punto de una historia?, entendida ésta en el sentido de reminiscencia o reconocimiento, incluso como suceso continuo.

La modalidad platónica de la historia es de continuidad, de reconocimiento y conocimiento, sin embargo, el sentido histórico de la genealogía se constituye por ser paródico y destructor de la realidad, disociativo y destructor de la identidad, sacrificial y destructor de la verdad o lo que conocemos como verdad.  Lo que bien podría adherirse al Durcharbeitung freudiano del: recordar, repetir, reelaborar, principalmente en este último, de reelaborar.

En esta Carta52 Freud habla de una suerte de percepción, de la que yo quisiera aclarar que no es la que entienden los psicólogos, sino de una percepción que se trata más bien a una afinidad al estatuto de huella, de una impronta, que se superpone a la anterior incluso inhibiéndola (o reprimiéndola, era la idea freudiana).  O dicho sea de paso, un significante que permite la relación con otro significante.  Así pasa con el superyó lacaniano, donde encuentro esta idea de impronta cuando Lacan dice que el superyó se estampa, marca, sella en el sujeto para señalar su relación con el significante.  Lo interesante dicho por Lacan en el 57’, es que por esto se trata de un superyó tiránico[2].

¿Qué significa cuando Lacan dice en el seminario XX que el superyó es el imperativo de goce que dice: ¡Goza!? Y que minutos antes había dicho que el goce es una instancia negativa.  Es fácil pasar las páginas y no interrogar estas sutilezas cuando leemos a Lacan.

En el artículo de Freud El yo y el Ello, se dice que entre el idilio del yo y el super-yo se sucede la angustia de castración y la angustia ante la muerte; ese resto que bien podría entrar en el orden de Goce, pensándolo en consonancia con Lacan como una instancia negativa, incluso para hablarlo matemáticamente, derivando en un infinito o en una paradoja.  De manera más práctica Lacan lo ejemplifica en El Seminario XVIII cuando dice “Goza con la mujer que amas”, siendo el amar un obstáculo.[3]

Por lo tanto el superyó es esa instancia, un significante, un tirano que dice ¡Goza!, que empuja al sujeto a un lugar que implica angustia; y en sentido muy cierto el goce es la castración como dice el mismo Lacan en El Seminario XXIV.  El superyó, ¿Un significante que castra, o al menos que amenaza con la castración, y que implica un imperativo de goce? de un goce con las características que hemos revisado.

Podría pensarse en el estudio del superyó a través de la historia o a lo largo de los tiempos.  Lo cierto es que ha estado siempre ahí presente revestido de varias formas, en la medida que ha existido padre. 

Los problemas que encuentro son en primer lugar, el estudio de la historia según una metodología revisionista y apurada, y por otro lado si se quiere pensar en singular, la historia del hablanteser, que no responde a una cronología colectivizable, sumado al entendimiento del superyó como un significante que invita a gozar, entendido este gozar como una forma de disfrute que causa culpa.


(Surgido a partir del Seminario Super-yo e Historia de Antonio Aguirre 2015)



 Carlos Silva Koppel










Bibliografía.

-          Freud, S., (1896), Obras Completas. Los orígenes del psicoanálisis. Carta 52 a Fliess, Madrid: Biblioteca Nueva, segunda edición.
-          Freud, S., (1923), Obras Completas. El yo y el Ello. Madrid: Biblioteca Nueva, segunda edición.
-          Foucault, M (1971). Nietszche, la genealogía, la historia: http://www.pensament.com/filoxarxa/filoxarxa/pdf/Michel%20Foucault%20-%20Nietzschegenealogiahistoria.pdf
-          Lacan, J., (1957), El Seminario IV. La relación con el Objeto.
-          Lacan, J., (1971), El Seminario XVIII. De un discurso que no sería (del) semblante.
Lacan, J., (1972), El Seminario XX. Aún. Lacan, J., (1977), El Seminario XXIV. El fracaso de l 'Unbewusste


[1] Vista desde la óptica de un Foucault nietzscheano.
[2] Fuerza demoníaca. Lacan El Seminario XXIV

[3] Lacan, J., (1971), El Seminario XVIII. De un discurso que no sería (del) semblante.
Clase 10, 16 de Junio.


No hay comentarios: