sábado, 16 de octubre de 2021

Sobre curar el síntoma: asignatura de ética psicoanalítica

 

               La práctica clínica trae consigo muchos desafíos a los psicoanalistas hoy en día, en tiempos de Tik Tok, lo “positivo”, el bienestar “integral”, el bien y lo bello, las grandes bestias de las redes sociales… entre esas está Instagram como la más representativa.  Sabemos que lo bello en redes sociales, es solo una mascarada encima de la verdad.

                Para Lacan, lo bello es el impedimento para que se pueda dar un análisis, es mi lectura acerca esto.  A lo que concluyo que, la permanencia y creencia de lo bello que yace en redes sociales es, también por un lado, el impedimento para que se dé un psicoanálisis.

                Por otra parte, el primer impedimento para un análisis es el bien y aquella persecución debería estar advertida por los analistas, ahora cuando más están seducidos en curar… ¿ahora más que antes? Al decir “bien”, me refiero también al perseguir el bienestar.

                Cuando se acerca un consultante/paciente quejándose de su malestar, ¿está dentro del trabajo de los psicoanalistas curárselo? Un paciente alguna vez me dijo que sus padres dejaron de traerlo a análisis para llevarlo a una psicóloga que le dijo: “solo vamos a hablar de lo bueno de ti. Lo negativo háblalo en otro lado”. El paciente que me contactó desesperado, lo catalogó como estúpido, lo cual quiere decir: las personas que asisten a psicoanálisis, saben a lo que vienen y conocen su valor.

                El lugar del análisis, que es en un momento el de la histeria, es decir, hablar de lo que se le aqueja, es en realidad la relación del sujeto con el significante e intentar “curar” aquello, lo único que estaríamos haciendo es interrumpir la cura psicoanalítica.

                La cuestión es llevar del eso-habla en relación al significante, a posicionarse en él, maniobra que deberá ser establecida por el psicoanalista.

                En términos sencillos es inicialmente dejar que eso hable, la cuestión acerca de la queja y el sufrimiento, hasta pararse en él, lo cual da otro estatuto al sujeto.  Porque de la destrucción que implica cualquier experiencia, o que sería muy parecido a que cualquier experiencia es una experiencia de destrucción, daría paso a la vida, como sucede dentro de la naturaleza.  Siendo, de otro modo, que la práctica psicoanalítica para nada tiene que ver con un proceso natural o perteneciente a ello.  Ni de persecución del bien o de lo bello.

 

 

 

Carlos Silva Koppel

Psicoanalista


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