sábado, 4 de marzo de 2023

Pensar críticamente desde el psicoanalista que “soy”

 

            Lo más cercano que tenemos al pensamiento crítico es El Criterio, de Balmés.  Muy poco escuchamos de pensamiento crítico en nuestro país, Ecuador.  Podemos decir que hasta carecemos de ello. Lo leemos todos los días en redes sociales o lo vivimos a partir de las consecuencias que se dan por nuestras elecciones políticas.  ¿Definimos qué es pensamiento crítico? Aún no. Vamos a darle primero un poco de lata.

      ¿Debería enseñarse en la universidad? Probablemente estemos hablando de una actividad intelectual y no académica.  También nos convoca a pensar si es que intelectualidad tendría una relación con lo académico, pues no estoy seguro. Que lo académico implique un trabajo intelectual sí, pero que un académico sea intelectual, es otra cosa.  Sin embargo, un intelectual ¿sería un académico? Vamos a descubrirlo.  El intelectual, tal individuo que piensa críticamente, será crítico, entonces, con los estándares y las vías de investigación sobre un fenómeno: investigará con otros estándares, seguramente.  Acá ya les voy dando una pista sobre la respuesta: pensar críticamente es razonar.

        Para que se cumplan los criterios de un razonamiento crítico, puedo servirme de Linda Elder y Richard Paul[1], quienes exponen algunas categorías para sostener un pensamiento crítico, con lo cual, también, bien podemos tocar la puerta de los psicoanalistas en general y atinarles éstas, a ver si, o siguen un patrón de pensamiento, ideología, doctrina o, pues, piensan críticamente.

         Desde la definición que el pensamiento crítico es “una interpretación y evaluación habilidosa y activa de observaciones y comunicaciones, información y comunicación”, ¿serán los psicoanalistas críticos? Veamos.

                Para Elder y Paul debe existir:

 

·      Claridad: el pensamiento está sujeto a ser comprendido, no oscuro.

·      Exacto: no debe ser vago o indefinido.

·      Preciso: debe especificar.

·      Relevante: se relaciona con algo que importa.

·      Profundo: plantea una serie de interrelaciones que implican complejidad.

·      Amplio: que abarque múltiples puntos de vista y no comulgue únicamente con uno.

·      Lógico: implica la unidad, que no signifiquen contradicciones internas.

·      Significancia: tiene distintos grados de importancia.

·      Justo: libre de prejuicios.

 

La respuesta a la pregunta planteada, es más que clara. La doctrina misma del psicoanálisis institucional, no provee ni piensa en los criterios aquí propuestos.  Aunque Lacan sí hace el esfuerzo por pensar críticamente (la obra de Freud y demás), se estudia sin criterio (mayoritariamente) la obra de Lacan.

                ¿El pensamiento crítico se da después de un trabajo de psicoanálisis? Quizás, pero dependerá de hacia dónde el analista conduzca a su paciente, si hacia el semblante o hacia la falta.

 

 

Carlos Silva Koppel

Psicoanalista



[1] Paul, R. & Elder, L. (2013). Critical Thinking: Intellectual Standards Essential to Reasoning Well within Every Domain of Human Thought, Part Two. Journal of Developmental Education, 31(1): 31-32, 36.

miércoles, 1 de marzo de 2023

Schumpeter y la democracia en Ecuador, hoy

 

Hace tiempo quería presentarles a Joseph Schumpeter para poder abordar algunas nociones del concepto tan manoseado de democracia.

Hoy ya lo hablamos poco, esto, ¿Qué es Democracia? Al menos en lo local solo lo pensamos a partir de lo que han dicho nuestros colegas intelectuales del medio.  Algo de Habermas por aquí y algo de Rancière por allá.  Sin olvidar el comentario que hemos escuchado sobre Toqueville y su Democracia en América.

Schumpeter en Capitalismo, Socialismo y Democracia apunta que lo que podemos entender como democracia, lo haríamos en el sentido rousseuaniano que implica la colectividad.  Sin duda es una visión contractualista.  Se superpone el voto del pueblo para tomar decisiones políticas, antes de cualquier ejercicio del poder.  Sumemos a esto que es el “pueblo” mismo quien controla quién está en el poder, cuidando de que no se convierta en una élite dominante.

El sentido que le da Schumpeter a la democracia es revolucionario, en tanto, sostiene la constante observación de parte del pueblo a quien gobierna.  Con esto resolveríamos algunos problemas, en los que, hemos sido testigos ya de qué es lo que ocasiona el poder entre los seres humanos que lo ansían; la ignominia, la anomia social, el autoritarismo, etc.

El dilema ocurriría en si el pueblo, ¿tiene la capacidad suficiente de elegir a los más aptos para gobernar? Es un falso dilema cuando cada elección se produce en x cantidad de años, sin la potestad de poder retirar del poder al que no está apto.  A lo que podemos agregar que el “pueblo”, puede ser tildado de caprichoso análogamente a que tiene una mente de consumo.  Pero no se cumplen con los tiempos suficientes para que aprenda.

Como comentario: para que haya democracia, debe haber ciudadanos políticamente involucrados.  Lo que ya es sabido, al poder no le conviene y las instituciones (educativas) que son las responsables de formar ciudadanos críticos y políticos, muchas veces o no lo hacen o son parte de la ideología que alimenta a un gobierno, convirtiéndose en centros de adormecimiento o lo que puede ser peor, de adoctrinamiento.

En Schumpeter si el pueblo no tiene capacidad para influir en el gobernante, no existe la democracia.  Lo que sería ajustado a la realidad ecuatoriana de la siguiente manera: si el pueblo tiene que paralizarse y hacer uso de las calles para que un gobierno escuche, es porque no existe la democracia.

 

 

Carlos Silva Koppel

Psicoanalista