miércoles, 1 de marzo de 2023

Schumpeter y la democracia en Ecuador, hoy

 

Hace tiempo quería presentarles a Joseph Schumpeter para poder abordar algunas nociones del concepto tan manoseado de democracia.

Hoy ya lo hablamos poco, esto, ¿Qué es Democracia? Al menos en lo local solo lo pensamos a partir de lo que han dicho nuestros colegas intelectuales del medio.  Algo de Habermas por aquí y algo de Rancière por allá.  Sin olvidar el comentario que hemos escuchado sobre Toqueville y su Democracia en América.

Schumpeter en Capitalismo, Socialismo y Democracia apunta que lo que podemos entender como democracia, lo haríamos en el sentido rousseuaniano que implica la colectividad.  Sin duda es una visión contractualista.  Se superpone el voto del pueblo para tomar decisiones políticas, antes de cualquier ejercicio del poder.  Sumemos a esto que es el “pueblo” mismo quien controla quién está en el poder, cuidando de que no se convierta en una élite dominante.

El sentido que le da Schumpeter a la democracia es revolucionario, en tanto, sostiene la constante observación de parte del pueblo a quien gobierna.  Con esto resolveríamos algunos problemas, en los que, hemos sido testigos ya de qué es lo que ocasiona el poder entre los seres humanos que lo ansían; la ignominia, la anomia social, el autoritarismo, etc.

El dilema ocurriría en si el pueblo, ¿tiene la capacidad suficiente de elegir a los más aptos para gobernar? Es un falso dilema cuando cada elección se produce en x cantidad de años, sin la potestad de poder retirar del poder al que no está apto.  A lo que podemos agregar que el “pueblo”, puede ser tildado de caprichoso análogamente a que tiene una mente de consumo.  Pero no se cumplen con los tiempos suficientes para que aprenda.

Como comentario: para que haya democracia, debe haber ciudadanos políticamente involucrados.  Lo que ya es sabido, al poder no le conviene y las instituciones (educativas) que son las responsables de formar ciudadanos críticos y políticos, muchas veces o no lo hacen o son parte de la ideología que alimenta a un gobierno, convirtiéndose en centros de adormecimiento o lo que puede ser peor, de adoctrinamiento.

En Schumpeter si el pueblo no tiene capacidad para influir en el gobernante, no existe la democracia.  Lo que sería ajustado a la realidad ecuatoriana de la siguiente manera: si el pueblo tiene que paralizarse y hacer uso de las calles para que un gobierno escuche, es porque no existe la democracia.

 

 

Carlos Silva Koppel

Psicoanalista

 

 

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