miércoles, 7 de enero de 2009

“La Ciudad Bruta”

El crecimiento repentino de las urbanizaciones cerradas dejó hace mucho de ser incipiente. Al parecer el acrecentamiento de nuestra urbe, Guayaquil, es más por la construcción de estos grandes sistemas de vivienda cercados que por las mismas invasiones, que en estudios ulteriores esto se había definido. Pero no falta ni explicación de por qué esta elección de vivir alejados parcialmente de la ciudad y vivir en una pseudo ciudad totalmente en encierro.

La primera respuesta que se le ocurre a un habitante de urbanización es: por seguridad. Es cierto, ya en la urbe no hay donde andar si no es con el temor de que algo nos vaya a pasar. Existe una realidad en lo que yo llamo, “la ciudad bruta”, es decir, la ciudad tal y cual es, urbanizada, por supuesto que sí, pero con sus problemas sociales. A diferencia de las ya llamadas “ciudades burbujas”, las ciudadelas cerradas. Teóricamente las familias no deben tener preocupación alguna a ser víctimas de asaltos, violaciones, secuestros, abusos o asesinatos, los niños pueden divertirse en las calles.

Los niños están protegidos, lo tienen todo, viven en una gran trinchera con todas las comodidades que sus padres le suministran. De aquí que estos chicos permanecen en un cinismo social (sin mencionar otras variantes), son en algunos casos muy dependientes. Al final, siempre les queda la certeza de que la fortuna de sus padres la heredarán y seguirán en el negocio. Y eso que aquí no hablaremos de las patologías sociales que acarrean los “hijos de papi”.

El gran problema pudiera ser, si los padres de los chicos “burbuja” llegan a desheredarlos de algún modo, estos niños en verdad, no sabrían qué hacer, se estima que pocos levantarían una propia empresa, por ejemplo.

Hace poco escuché de una ola de robos que se sucedían en los ceibos, cuánto indignación me causó al escuchar de algunos moradores, conocidos míos, que, al fin y al cabo, decían: los de mapasingue ya se cruzaron los muros para robar las casas.

Los mayores índices de hurto económico, hoy en día se puede saber más que antes, que ocurren del lado de la cúpula económica, de aquéllos opulentos de poder que fueron criados con estereotipos sociales y sin valores. De ahí los encorbatados de maletines, los diputados, gobernantes en general, fiscales, traficantes. Aquí es donde radicaría el verdadero temor. Seguiré caminando por las calles sin cuidado que me roben mi celular. Ya no le diría al delincuente que me esté robando: “tranquilo, el robo ocurre hasta en las mejores familias”, sino “el robo proviene de las mejores familias”.

Carlos Silva

1 comentario:

Anónimo dijo...

ladrones hay en todas las clases sociales, ni mas ni menos en la alta que en la baja. lo que cambia es el monto del robo y aveces ni eso.