Casi al crepúsculo de la segunda guerra mundial, surge una obra literaria que intenta reducir las complejidades de la sociedad a fundamentos conductuales. Puede ser criticable a partir de sus intenciones (utilizar métodos conductuales para solidificar una sociedad perfecta), mas no puede ser criticable por haber sido escrita en un contexto histórico específico; es preferible que aquéllas no sean solamente las críticas que se le puedan hacer a los postulados teóricos – epistemológicos, sino, ¿sobre qué base epistemológica nos manejaríamos?.
Si fuera de criticar las teorías por su contexto histórico, entonces digamos: “Ya no estamos en las épocas de Aristóteles”, o “Ya no estamos en las épocas de Marx”, o “Ya no estamos en las épocas de Freud”. A un parecer personal, bajo el lente epistemológico de la crítica, caería en lo ridículo. A una manera objetiva, es un reduccionismo, y redundando, mediocre.
Burrhus Skinner, autor de Walden Dos, manifestaba que había fracasado como escritor en la juventud, hecho que motivó al joven novelista a dedicarse a otra cosa. Su vocación desembocó en la psicología. Walden Dos fue el único libro de contenido literario que tuvo acogida, llego a ser best – séller en los setenta.
Probablemente como cuenta el autor en la obra misma, la novela pudo haber tenido tanta acogida para aquélla época por las situaciones que se vivían en el mundo.
Skinner estaba convencido en que podría emplear sus métodos científicos a una pequeña sociedad de mil habitantes, aunque también conocía dónde cedían o flaqueaban sus constructos heredados de Watson. Skinner tenía un enfoque destinado a sujetos individuales, no pensaba que su conductismo era para tendencias grupales.
De acuerdo a las situaciones nuevas, difíciles, sujetas a cambios, que se vivieron en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, bien existía la idea de una sociedad manejada a partir del conductismo.
Una sociedad manejada de una forma skinneriana, quiere decir, una sociedad manejada a fin de intereses propios. Se habla en Walden Dos merodeando la idea de cambiar, inducir a la gente a modos de vida por medio del reforzamiento, para que de alguna manera sean felices sin consumir en demasía, de acuerdo a la relación que existe entre el expendio de bienes y la conducta.
En una sociedad pequeña, de mil habitantes, se emplean métodos del conductismo operante, y en ésta idea sí se mencionan las críticas, en cuanto a la aplicación de un método con una estimación de la población tan pequeña que existe en una sociedad.
En el trabajo literario se leen dos cosas: el método inductivo propio de Skinner, y su obstinación por someter todo a experimentación, sin importar si son seres humanos o en alguna época de su vida, a su hija (quien fue sometida a los experimentos de la famosa caja de Skinner); el primero criticable por su categoría no científica y el segundo por deshumanizante.
Skinner considera frecuentemente que la conducta y las acciones de un individuo en comunidad, como un producto de un mundo objetivo y que así, puede llegarse al origen del problema a través de éste: “Solventaríamos muchos de los problemas que nos plantea el crimen y la delincuencia si nos fuera dado modificar el ambiente primero donde vivieron los ofensores”, esto, cuando se referirse a algunas de las situaciones, que bajo su perspectiva, afectan a la sociedad. Aunque las intenciones son claras, Walden Dos es pura fantasía.
Una de las características que describen la formalidad de los postulados de Skinner, es el control. Para Skinner el control, la manipulación de conductas por medio de refuerzos positivos y refuerzos negativos, es lo realmente relevante. Relevante, por el deseo vehemente de hacerlo.
El cambio de comportamiento regido por el control. Todo debe estar bajo una norma, bajo control. El manejo del cambio, dicho cambio que supone beneficia a todos. Eso es Walden Dos. Así opera la ciencia.
El tipo de conductas, a las que Skinner argumenta cambiar, son las que él considera moldeables, y de las cuales se podría suponer que, pueden generar cambios según la manipulación de las variables ambientales. Por eso dentro de una colectividad se desmiente el uso del condicionamiento operante de Skinner, no en todos podrían generarse cambios.
Cuando se habla de control, sabremos que detrás de ello se encuentra algo, un sistema de poder (en términos de Foucault). Existe un sistema burocrático de manejo de conductas que responden a intereses, científicos, políticos o ideológicos: la ciencioburocracia (aunque el Walden Dos se trata de evitar la acción política, según el autor de la novela). Y ése poder, no es más que represión (en términos de Deleuze). Para Foucault, el poder es un ente normalizador y disciplinador.
Siempre que se habla de control, que se habla de manipulación, de colectividad, de la comunidad, y esto refiriéndonos a individuos, podríamos conjeturar que la existencia individual concreta y, en consecuencia, la subjetividad, la libertad individual, quedan anulados. Walden Dos es un mundo de explotación y alienación.
El control, el manejo de un grupo humano, el manejo de las conductas humanas, según cómo podríamos entender a Skinner, en Walden Dos, parten siempre de las necesidades básicas de los seres humanos, es decir, que lo que se necesita para vivir en una comunidad perfecta, a parte de entender las bases de un comportamiento humano, es entender las necesidades más básicas de los seres humanos: comer, dormir, correr, beber, etc.
Entendiendo lo mencionado, se puede estructurar una sociedad a partir de lo básico. Según cómo lo estamos mirando, el autor de la obra no pretende dar a los seres humanos con el planteamiento de esta sociedad utópica una vida básica, sino, una mejor calidad de vida, donde está implicado el ahorro de lo natural y de lo humano.
Observemos las necesidades básicas como causas. Una vez entendido el funcionamiento básico de las personas, comprenderemos su comportamiento. Una vez comprendidas las causas (necesidades básicas), entenderemos los efectos (el comportamiento).
La preocupación de Skinner, a la par con el deseo que alguna vez exista una ciudad como Walden Dos (aunque por ahí ya hay), es que las sociedades no funcionen con estudios psicológicos sobre la sociedad. Lo que se cree que sirve para el manejo de grandes grupos humanos, es la política.
Para Skinner: la psicología y la tecnología, es lo que haría falta en las sociedades para que funcionen mejor.
Veamos: la psicología se piensa en función de lo comportamental, es decir, no sería psicología en ese caso, sería algo así como la etología. Sería poco pertinente limitar aspectos antropológicos, estructurales, lingüísticos, culturales y subjetivos a lo netamente conductual.
En cuanto a la tecnología, Skinner no se ha equivocado del todo, casi nada diría yo, la tecnología ha intentado facilitar la vida de las sociedades.
Estamos asediados de tecnología.
La tecnología va de la mano con la ciencia y junto con el mercado. Se vive en una distracción total. El ser humano no sabe quién es realmente, vive en un sistema de trabajo para la adquisición de bienes, e trabaja para adquirir bienes. Al consumir tanta tecnología, al ser presa del mercantilismo antiético propio de los sistemas de poder para mantener el control en las sociedades, el ser humano deja realmente de ser humano para convertirse en ser-tecno. Podría proponerla como una perspectiva de hombre-máquina, pero no hablo del sistema hombre – máquina de la revolución industrial, sino un hombre máquina perteneciente a ésta época posmoderna, en donde es indispensable tener algo de tecnología para poder pertenecer dentro de una sociedad.
Las maquinarias están ganando terreno en los espacios humanos, desde un simple celular, hasta un brazo biónico. La tecnología sirve para mantener el control, domina, engaña, es seductora y vil, siempre con los incautos.
Skinner, en su obra, propone que la conducta se encuentra reglamentada, sujeta a causas (estímulos, el medio objetivo), y para él, su principal objetivo es mantenerla bajo control, como ejemplo: Walden Dos. Como Skinner plantea controlar la conducta, modificar a sus antojos de sociedad perfecta, o en lo que radica su obra, el condicionamiento operante, las variables que emplea para hacer su psicología son precarias, por otro lado, deja escapar un gran número de variables. Es como realizar un problema de física, pero sin contar la altura, la gravedad, o la velocidad inicial; sabremos, que el resultado del problema siempre estaría incorrecto si dejáramos escapar las variables que no nos conviene utilizar.
El discurso skinnereano, lo cual sería una contradicción decirlo, para los conductistas no hay discurso, en ese caso llamémoslo el discurso de la ciencia, ya que el conductismo es una de las posturas más arraigadas a la ciencia por sus métodos basados en una base newtoniana, se plantea una verdad absoluta. La ciencia siempre tiene una verdad absoluta; llevar a una disciplina como la psicología es hacerla una verdad absoluta. Si no se es conductista no estás en nada, es una posición dogmática y reluce su verdad absoluta. Pero en Walden Dos, ¿dónde se le pregunta al hombre sobre su ser? O si se quiere ¿En qué momento se le deja el espacio para que el hombre se cuestione sobre su ser?
Tal vez se lo pueda tomar a partir de la ontología fundamental heideggeriana, ver al ser humano como sujeto, no como mero objeto de estudio.
No hay que creer en un “deber ser” del hombre. Ése sería el problema fundamental de acudir a la colectividad, se pierde la individualidad. Para Skinner, el control, el cambio de conductas para ajustarse a un deber ser es lo primordial es sus postulados, que resuenan en Walden Dos.
La discrepancia que existe de acoplar a los seres humanos al control, a la normalidad de un Walden Dos por ejemplo, es la historia de mil sujetos queriendo ser perfectamente acorde a la norma, algo que es realmente imposible pues si el individuo es un plegamiento del afuera, comporta todos los elementos del afuera acordes o no a la norma.
En algún momento de la lectura de Walden Dos, se empieza a sentir el olor del régimen de control que Skinner plantea a partir de la conversación de sus personajes sobre la pequeña ciudad.
La larga conversación entre Franzier y el catedrático Burris, sobre Walden Dos, a simple vista sugeriría lo insignificante que podría llegar a ser la economía y la política para la ciudad y para los ciudadanos, sin embargo en Walden Dos se percibe en el ambiente el peso de un régimen totalitarista. Con esto se trata de expresar que de todas maneras existen la política y la economía en Walden Dos. La máxima utopía que se quiere implantar por medio del pensamiento de Skinner, es que no hay economía ni política; de hecho, sí las hay, pero es una economía y una política que ellos mismos eligen y escogen, de manera arbitraria y autocrática, cuando hablamos de ellos nos referimos a los Administradores que menciona el personaje de Skinner en Walden Dos.
La libertad de los ciudadanos se encuentra restringida. El grupo de Gobierno de la ciudad, refiriéndonos a los Administradores, es el que ejerce el poder, o en este caso los mandatos y algunas de las políticas de la pequeña ciudad en detrimento de la negación de existir un régimen político y económico en Walden Dos.
Estos Administradores son los únicos gobernantes y manifiestan su poder en calidad de jerarcas. Las situaciones de control que se dan en Walden Dos, no son meras coincidencias, son parte del régimen totalitarista que en sí, es el delineamiento de la política de la ciudad, que a la larga, cualquier estrategia socialista, tarde o temprano, desembocará en un régimen totalitarista. Es el pensamiento de Skinner, “la idea de una ciudad perfecta, de hombres nuevos y perfectos”, no muy lejos está el pensamiento de la izquierda radical, o de la izquierda tradicional. Se hace el planteamiento: ¿La perfección, bajo qué condiciones?
“Los ciudadanos no votan, quien busca y consigue un puesto de Administrador es un individuo excepcional. Debe poseer gran habilidad y un interés real por el bienestar de la comunidad. El consejo se elige por los mismos Administradores”.
La pretensión de utilizar la avanzada tecnología, de brindar salud, educación, son estrategias propias del régimen, justificadas con el uso de conceptos psicológicos, en este caso, conceptos del conductismo. Son maneras de venderse, o de decir: “miren, las cosas así van bien”. No conviene hablar de la política, ni de la economía, conviene hablar sobre otras cosas, menos de las ya mencionadas, de aquello se encarga un grupo en específico.
Esta forma de gobierno no establece jerarquías. Es un solo grupo que maneja la comunidad. El ideal de la democracia queda sepultado por la ley de mando de los llamados Administradores.
Esta creación de la nueva ciudad, de la ciudad perfecta, que funciona “sin política y sin la economía”, es la fundadora de los nuevos hombres. Este concepto de los nuevos hombres, o de los hombres perfectos, que viven en una ciudad maravillosa, perfecta, manejada por el conductismo operante, daría la impresión, aunque se niega en el libro, que pudieran existir indicios de segregación. En efecto las hay, el simple motivo de una ciudad completamente alejada de cualquier otra, y que aquellos que llegasen a la ciudad, sólo estarían ahí en calidad de visitantes, que de igual modo tendrán que trabajar para comer (trabajar en quién sabe qué, a lo mejor limpiando ventanas).
En este sentido, en cómo se narran las características de la ciudad, la manera en que Frazier describe su ciudad, su pequeña patria o país, daría la impresión que tiene una vertiente nacionalista, sumado el intento de presentar nuevos hombres por parte de Skinner, adquieren mucha relación con la invención del superhombre del que Nietzsche hablaba y que fueron las sólidas argumentaciones que sustentaron el movimiento nacista. Se basan en supuestos étnicos y racistas. Habría que “contracondicionar” a los que estarían fuera del sistema de Walden Dos, y a los que no se los puede “contracondicionar”, según lo planteado, quizás habría que desterrarlos a tierras lejanas, o en el peor de los casos, matarlos colectivamente. Cabría decir que dentro de Walden Dos, todos son vistos bajo una misma mirada. Todos con iguales bajo esa mirada.
En algún momento de la obra literaria de Skinner, se menciona que se ha triunfado frente a lo natural. El ser humano se encuentra por encima de lo natural, es decir, no existen derechos naturales en las personas, por el sólo hecho de ser personas, y también se podría acotar que se niega la existencia de la dignidad en la persona humana de manera natural. Cualquier forma de naturalidad en Walden Dos, son otorgados a manera de tecnología, educación, salud, etc.
Entonces, nos encontramos frente a un sesgo de poder, que se centra en un grupo muy reducido de gentes, los Administradores, quienes supuestamente son los más aptos para ejercer el puesto y quienes se eligen entre ellos. Estas acciones se justifican con el buen funcionamiento de la ciudad, con la poca carga horaria de los trabajos, con los trabajos que les son asignados a los ciudadanos de manera hegemónica y con la entrega de alimentación, salud, tecnología, educación, etc., quien opinare distinto al régimen que e vive en Walden Dos será remodelado y adoctrinado en cuanto a sus mentalidades culturales.
En Walden Dos, o en un régimen como el que se maneja en Walden Dos, no se aceptarían la aglomeración de grupos humanos. No se permiten esos modos de relaciones humanas, muy probablemente son restricciones con fines políticos, pues una cierta cantidad de poder se puede ejercer a través de grandes grupos humanos. Pero, ¿qué pasa si la población es pequeña, y unos cuantos no conforman un gran porcentaje?
Cito:
“Las muchedumbres son desagradables e insanas. Son innecesarias para las formas más valiosas de relaciones personales y sociales, y son peligrosas. La masa corre hacia donde los individuos temen pisar, y los Führers se engañan a sí mismos al creer en el apoyo que se les brinda”.
¿En qué sentido serían peligrosas nos cuestionamos? De seguro que en el sentido de que harían la oposición en un régimen como el de Walden Dos. Claro esto sucede porque las masas pueden ser influidas por incoherencias, por argumentos no lógicos, por promesas, por sonrisas, por tecnología, por educación, etc. Esta pequeña población de Walden Dos, se ve seducida por todo lo que ofrece Walden Dos, viven distraídos del verdadero trasfondo del asunto, que sí, podríamos referirnos a una situación política meramente.
Si queremos resumir Walden Dos, en pocas palabras, diríamos: la vida a lo lejos, ésto, siguiendo la obra de Henry Thoreau, y representado en la obra esta literaria donde retumban los pensamientos de Skinner.
Según, es un segundo Walden, por eso el nombre de Walden Dos, tomado como una clase de continuación de las memorias de la vida de Thoreau en un bosque.
Sin embargo Thoreau era un filósofo anarquista y mentor de las prácticas de desobediencia civil. Viéndolo de esta manera es inapropiado escribir una novela con el nombre de “Walden” propio de Thoreau y más aún como una continuación o una segunda parte ¿para representar qué?, solamente la vida a lo lejos, pero para mantener el control de la población. Walden Dos se caracteriza por el control de los ciudadanos, opuesto totalmente a lo que propone Thoreau.
El autor de Walden, se negó a pagar impuestos debido a la esclavitud que existía en los Estados Unidos a mediados del siglo XIX y por aquello fue condenado a prisión por un tiempo, suceso que lo motivó a escribir el tratado de Desobediencia Civil donde se declara que el gobierno no debe tener más poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle, llegando a tal punto que propone la abolición de todo gobierno; Thoreau se consagra como enemigo del Estado.
Se reconoce actualmente a la desobediencia civil como la mejor práctica ciudadana, de seguro en Walden Dos, un indicio de desobediencia civil o algún tipo de levantamiento contra los llamados Administradores, de seguro son castigados, linchados, o desterrados.
Walden Dos seguirá siendo una ciudad científica controladora y en constante experimentación. Se exige demasiado a los ciudadanos, se los considera triunfadores frente a lo natural. Se cree en un triunfo del hombre sobre la naturaleza, lo cual es un concepto puramente moralista propio de las religiones. Valores, moral, principios, regulación, díganse como se digan, pertenecen a sistemas represores y puritanos, que responden a caprichos del sistema de poder, en estos términos si es que seguimos a Nietzsche. El hombre por más ser humano que sea, siempre seguirá siendo un animal, como en algún momento bien lo manifestó Schopenhauer.
Es nocivo, corrosivo y envenenador hacer de la vida una forma de ciencia: la vida, enferma con este engranaje y este mecanismo deshumanizado, enferma la impersonalidad del ciudadano, esta falsa economía de la división del trabajo. Se pierde la finalidad, es decir, la cultura; el medio, la forma moderna de hacer ciencia, embrutece.
Cuando la vida es ciencia, se pierde la vida, se pierde el arte de la vida. Esta reflexión invita a interrogarse ¿si es que alguna vez un científico sabrá lo que es arte?, ningún científico sabrá interpretar una obra de arte, es lo más seguro, a lo mucho tratará de explicarla, como es propio de los científicos, pero nunca podrá sustraer lo que no se puede explicar. En Walden Dos no hay mucha apertura para el arte, no se conocen muchas manifestaciones artísticas, porque indudablemente no están en dicha época, o porque simplemente faltan las debidas condiciones.
Este régimen que acaece en Walden Dos, similar al de algunos otros, me da por pensar que no todo está controlado, que no siempre, todo va a estar bajo vigilancia, bajos los ojos del poder. Se lograrán, con esfuerzos, pero se lograrán, pequeños circuitos de escape a lo que Walden Dos significa y pesa con todo su contenido totalitarista. Una de esas formas de escape será el arte. Frazier no ha de saber, quién de los mil ciudadanos puede estar escondido en un baño al borde de la desesperación, con sus deseos y anhelos frustrados, pasando toda su vida ordeñando una vaca, pero éste está en el baño a punto de suicidarse y escribiendo poesía, eso, por ejemplo, Franzier no lo sabrá.
Claro todo tipo de conflicto o angustia que pueda sentir algún ciudadano de Walden Dos es desmentido, todos son perfectos y felices.
No hay que irse muy lejos, Walden Dos es la mejor obra de arte que hay, al igual que algunas comunidades o sociedades actuales. Es una obra expresionista; expresa, el silencio: El silencio de los ciudadanos que aparentemente están de acuerdo con todo lo que sucede en Walden Dos. ¿Cómo explican los científicos el silencio? A partir de la ciencia no puede decirse nada, porque el fantasma de la especulación los persigue.
Tomando en cuenta, y para hacer una analogía, que tal si traemos a discutir la obra de Edvard Munch, el grito. En esta obra lo que menos hay es ruido, y lo que mas hay es silencio. El grito parece provocar silencio, lo más probable es que él lo causa, lo hace surgir. La única expresión de el grito, es el silencio, un silencio pintado a partir del infierno interior de Munch. Es un silencio eterno y vigente. El silencio es sinónimo de un infierno interior, como en Walden Dos, todos callan.
El arte ha servido para hacer una lectura más de Walden Dos, el científico hubiera sido lineal y concreto, y por supuesto desmentiría todo por no ser objetivo. Quizás los científicos no entiendan lo que trato de decir.
El sujeto angustiado, el sujeto libre es el artista. El artista es el origen de la obra de arte y la obra es el origen del artista. El artista no puede ser sin la obra, ni viceversa, aquello es de donde el artista y la obra reciben sus nombres: el arte, la libertad, la angustia, esto no hay en Walden Dos.
En Walden Dos se trata de demostrar una psicología aplicada a la sociedad. Cuando hablamos de psicología nos referimos a una psicología científica. Pero fuera de todo eso, siguiendo la intencionalidad de Skinner, en Walden Dos, se comprueba una vez más la insistencia de los profesionales de la Psicología tratan con tanta insistencia acercarse a la demanda social aunque no les importe el cómo ni el para qué. Un grupo de psicólogos no han reflexionado y analizado tan profundamente el cómo y el para qué acercarse o atender la llamada de la demanda social.
Estos psicólogos se configuraran como un grupo de profesionistas que actúan de manera errónea.
Algunos psicólogos, como Skinner por ejemplo, han podido disfrazarse como especialistas rigurosos y científicos, para transformar una sociedad que desconocen como tal. Esto es un llamado algo novedoso, porque si alguien ha creído alguna vez en la Psicología como ciencia, que despierte.
No hay Psicología Científica y por consiguiente, psicólogo alguno que conozca bien la sociedad donde vive.
No está demás preguntarse siempre si es que la realidad en donde se vive es objetiva.
Karl Popper plantea el problema de la ciencia en términos de estricta lógica interna, posición que sitúa a la epistemología como a un fenómeno separado de lo que es investigación científica; el problema de la ciencia no está solamente en la construcción coherente de las teorías, sino también en su conexión con la realidad.
La cuestión es algo sencilla. Detrás de algunas posiciones científicas existe una ideología. La teoría está prescindida de su ideología, por formas de pensamiento que nos permite acercarnos a la realidad. Todos estamos sujetos a las dictaduras ideológicas, colonizados por formas de pensamientos prácticos y totalizadores. Nacemos y crecemos donde transitan estos pensamientos. Si la ideología se encuentra detrás de toda teoría científica, entonces ¿Dónde está la ciencia? ¿Cuándo es que se hace ciencia? La realidad que conocemos se a partir de nuestros pensamientos, nuestras creencias, nuestras ideologías. Vemos la realidad según nuestra lente.
Pensar en una Psicología que atienda las demandas sociales obedece a la colonización del pensamiento y a la dictadura de la ideología, es decir, es un posicionamiento ideológico ¿En qué parte está lo científico? Es la mera intención de satisfacer intereses personales que responden a llamados dentro de sus dispositivos de poder.
La misma definición de lo que es ciencia se origina a partir de posiciones ideológicas. Una buena definición de ciencia debería coincidir con su desarrollo epistemológico, que se da a través de la historia, sea donde sea el momento histórico de dónde se inició. La teoría debe tener una sólida base epistemológica. Para criticar alguna teoría, hay que conocer su historia, mas no solamente su momento histórico, en otras palabras hay que conocer su epistemología.
Hay una imagen aún precaria del psicólogo, una imagen evanescente en lo científico y éste se arrima a los modelos y métodos científicos para que no sea tan notorio. Esto sucede en un momento de cambio social en el que las estructuras y grupos sociales demandan una mejor calidad de vida. Y el psicólogo siente que ha llegado su momento.
Se trata de saber hasta qué punto y en qué modo la Psicología posee un campo científico propio, y bajo qué condiciones este campo puede optar a un grado de cientificidad, cualquiera que fuere. Las condiciones de medida de una observación, requieren una delimitación experimental del campo de la experiencia. Esta delimitación incluye el término de refutabilidad que es precisamente lo que le da límite a la experiencia.
El campo de la psicología en su afán de categoría científica requiere condiciones experimentales en la medida de sus experiencias. Las condiciones de laboratorio no son representantes de una objetividad, de una certeza en los resultados, más que en la medida en la que las condiciones postuladas en la hipótesis se produzcan de nuevo. Así la noción de normalidad no tiene validez más que en la medida en que se considere al campo de lo humano como un campo de laboratorio.
No se trata de negar las aportaciones de aquellos psicólogos que se dicen modificadores del comportamiento, en especial su interés por centrarse en los hechos, en la realidad, en el sujeto como ser específico, en las multideterminaciones biológicas y sociales de la conducta, etc.; pero sorprende el énfasis que algunos ponen en ocupar el espacio de la intervención psicológica, ya que sólo ellos saben cómo hacerlo de una manera científica y eficaz. Subyace una vez más el solapamiento entre el interés por los métodos científicos y la necesidad-ambición de poder en un terreno profesional todavía poco definido.
¿Psicología comunitaria como campo de experiencia para establecer procesos de cambio en los individuos y en los grupos sociales? ¿Psicología comunitaria como proceso de evolución hacia un mayor control social por parte del sistema? ¿Hasta qué punto la Psicología llamada científica no es psicología al servicio de un poder?
El campo de la psicología comunitaria estaría objetivado por la creación de múltiples espacios diversificados, en los que se puedan elaborar todas las diferencias y mantener la riqueza de lo normal fuera de la colonización del pensamiento y de la dictadura de lo ideológico.
¿Cuáles son las conductas a prevenir? Los teóricos del llamado Modelo de competencia piensan que el es Modelo el que permite identificar las conductas y problemas a prevenir, y señalan la necesidad de dotar al sujeto de instrumentos y técnicas para que participe en su propio control. Se necesitan individuos hábiles y dispuestos a comportarse bien. Es ingenuo plantear el enseñar a comportarse (a los sujetos y a la comunidad en general) como algo desgajado de la propia estructura social que lo hace posible. Asimismo se ignora que el hombre es una estructura sociedad-persona en la que lo intrapsíquico no es más que un producto de lo social. Y lo social determinante es mucho más que la especificidad situacional de las conductas o los parámetros del aprendizaje.
Se hace crítica al modelo psicoanalítico señalando su dependencia del modelo médico y acusándole de fomentar el individualismo burgués. Se ignora a veces que el pensamiento freudiano supuso una profunda ruptura con el modelo médico de enfermedad, y que cuestionó la estructura social y las bases mismas de la sociedad, lo cual no quiere decir que los médicos no hayan instrumentado diversos modelos, entre ellos el psicoanalítico, mixtificándolos y distorsionándolos.
Incluso se utilizan las evidencias negativas hacia la posibilidad de una prevención primaria de la patología psíquica, como muestras del desinterés hacia esta área, ignorando las múltiples aportaciones positivas. Los Psicólogos del comportamiento, en lugar de soñar con Un mundo feliz o Walden Dos harían bien en analizar los presupuestos éticos e ideológicos a los que sirven desde sus modelos de referencia. ¿Ansiamos la normalización o buscamos la diversidad? ¿Tenemos acaso resuelta la contradicción entre las necesidades del sistema y las necesidades de las clases, grupos sociales y personas?