jueves, 7 de agosto de 2008

Conozcamos las TEI (Tercerizadoras Ecuatorianas Internacionales)

Tuve la fortuna de participar en un programa laboral, puesto que soy uno de esos muchos jóvenes desempleados del país y lo peor ya casi con una profesión y en busca de una segunda, el cual me preparaba para un trabajo asignado, ya un puesto seguro. Aquél programa de preparación, era el de las llamadas “capacitaciones”, las que nos desproveen de nuestras “discapacidades” autoras de cualquier error que podamos cometer en el puesto de trabajo. Motivo de sorpresa, fue darme cuenta que la empresa era una tercerizadora internacional, como muchos sabrán la mano de obra acá es más barata. Pongamos un ejemplo, que tal los conocidos call-center: un restaurante de algún país anglosajón pide a domicilio su comida, quienes les contestan son indoneses, neos zelandeses y yo conozco el caso de las tercerizadoras ecuatorianas internacionales, de dicho modo somos también nosotros quienes contestamos, se toma el pedido, y es enviado vía e-mail al restaurante para que sea despachado, somos también mercancía barata, para eso nos sirve el Inglés. Pero donde yo aspiraba trabajar, antes de indignarme tanto, era una empresa que recluta gente para trabajar con una compañía europea. No basta con explotar a nuestros compatriotas en el exterior, sino que también nos explotan desde allá en nuestro propio país, con el sueldo básico de Ecuador, claro, sale mucho más rentable que pagar un sueldo básico europeo que bordea los 800 Euros, todo se lo debemos a nuestras TEI. Estas instituciones son cuerpos privados y legalmente autorizados, pero merecen inspección urgente por parte de los organismos que amparan al trabajador para que seamos justamente remunerados. Lo mágico del asunto, es que este servicio del que gozan los europeos pasa desapercibido por ellos, creen que aquél servicio es casi fantástico, una maquinita inteligente llamada “cerebrito” que realiza el trabajo (es prudente guardar reserva sobre qué trabajo se trata, pero tiene que ver con teléfonos), y no saben que somos unos cuantos ecuatorianos más que todavía no disfrutamos de aquella libertad, de aquella independencia, que algún día, dicen por ahí, fue ganada en una batalla y que nos libró de unos cuantos europeos. Una de las políticas de la empresa, es que no se aceptan “insubordinaciones”, término que no escuchaba la misma cantidad de tiempo que no había escuchado el término de “esclavitud”. Es una empresa propia de la dictadura capitalista que estamos viviendo aquí en el país y especialmente en Guayaquil, de la cual, nosotros los guayaquileños no queremos salir. Es increíble la seriedad con que aquellas empresas nos enseñan, a nosotros los engañados, a ser esclavos. Somos los esclavos del siglo XXI. Siento que he delatado a una institución que quiso abrirme las puertas, para explotarme claro está, pero de ninguna manera me callaría que aquí en nuestro país, seguimos siendo explotados y lo peor, desde satélite. Trabajar no significa ser explotado.

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