jueves, 3 de diciembre de 2009

La Ayuda Social: Una mentira más.

Sencillamente, empezando por las “Pattys”, las “Chichis”, las “Lulis”, las “Cuquis”, las “Titis” y todos los diminutivos esnobistas para señoras casadas de alta alcurnia que puedan existir, que hacen una excelente labor social en fundaciones y organismos de corazones y familias de Jesús, hasta fundaciones de gran prestigio empresarial que manejan sumas cuantiosas de dinero, y por supuesto los gobiernos, que ejercen una labor social, para mantener conciencias y bolsillos limpios.

Lacan, en “Ética del psicoanálisis”, menciona que el egoísmo se satisface muy bien con el altruismo, ubicando al que “ayuda” en un nivel de utilidad, y al beneficiado y una posición de utilizado. A partir de lo descrito: no se trata del otro, siempre se trata de uno mismo. Se usa al otro “necesitado”, para el bien de sí mismo. Y con ésta lógica, es necesario que exista ese otro “necesitado”.

En la cooperativa “Esmeraldas Chiquito” de las Malvinas, un populoso sector al suroeste de Guayaquil, producto de la migración interna, hubo un incendio que afectó a 100 familias, el 20 de noviembre del 2009. Las casas se encendieron tan rápido como puede incendiarse una estameña, es porque, todas las casas eran de caña. La ayuda del municipio y gobierno no dejó mucho tiempo de espera, asistieron rápidamente a las familias desamparadas. Entre algunos papeleos, se estipuló construirles casas de cemento a las 120 familias.

Estas familias que antes vivían en condiciones deplorables, ahora vivirán de una manera más digna, gracias a la ayuda del gobierno y el municipio ¡Mentira! Después de dos semanas del incendio, las familias que no fueron afectadas por la gran hoguera, amenazan ahora con quemar sus casas, porque ellas también necesitan ayuda.

Es necesario que existan estos populosos sectores, que existan los pobres, para justificar una posición de poder, del poder Estatal en este caso, si no, no hubiera qué ofrecer, qué dar. Con la denominada pobreza se puede ofrecer. Se ofrecen; salud, vivienda, alimentación, etc. La única manera de acabar con la miseria económica, es con la intervención Estatal. Muy bien se pudieron construir las casas sin necesidad que haya incendio. Justificar un trabajo, una buena labor social, asienta mejor en la figuración política.

En algunas partes del mundo, y aquí en Ecuador, hay una fundación entre otras, que maneja millones de dólares para la llamada “ayuda social”. Pues aquí en el Ecuador se llama JUCONI, cuyo objetivo es erradicar el trabajo infantil, nada más. En sí se chantajea a las familias “beneficiadas” diciéndoles que si sus hijos vuelven a trabajar a la calle, se le quitarán los beneficios, que en realidad son minucias. Efectivamente los niños dejan de trabajar y la fundación cumple con su objetivo final. Una fundación millonaria, aquí se desempeña sólo en Guayaquil y maneja una población de 80 familias. En una ciudad de dos millones y medio de habitantes y donde el 60% es “pobre”. Y hablemos en datos estadísticos, no porque sean confiables, sino porque es en éste idioma cómo estas instituciones hablan.

Por lo tanto, es necesario que exista un otro “víctima”, “pobre”, “enfermo”, “necesitado”, tanto para justificar el trabajo de instituciones millonarias que no pagan impuestos, la existencia de dispositivos de poder como el gobierno, municipio, como para lavar conciencias o sentirse útil. Porque después de todo, el trabajo social tan mal pagado y duro que pueda ser, de la boca de algunos alcahuetes sale: “Sin embargo es muy gratificante”.
Se denigra al otro, hay una suerte de refuerzo de la división de clases. La dignidad del llamado “pobre” se hunde al encuentro con otro mesiánico, que lo tiene todo y lo puede ayudar. Éste beneficiado a su vez, quiere más y exige más. Se refuerza la “pobreza” que imaginariamente se trata de extinguir y que después de todo, la primera intención es la que cuenta.

lunes, 16 de noviembre de 2009

“Tú me completas”

Trastorno bipolar con episodio maníaco, trastorno esquizoafectivo, trastorno disocial de la personalidad, psicópata o perverso, sociópata, etc., son algunos de los diagnósticos que se le pueden atribuir al tan conocido archivillano de Batman: el Guasón. Lo diría un psiquiatra o un psicólogo, hasta un sociólogo podría caer en la trampa, si en algún momento le solicitaran hablar de él, difamando al pobre activista.


Es re-conocido que no puede haber mal sin bien, una antístesis a algo ya existente, esto sin caer en el juego dialéctico. La enfermedad para la salud, el estudiante para el maestro, la delincuencia para la policía, el paciente para el doctor. Y precisamente aquí radica la idea ingenua de poder acabar con una antítesis de éstas. Pues resulta dinámicamente inacabable y se manifiesta con una economía de igual a igual, si el intento de acabar con la delincuencia es mayor, pues mayor será el índice delictivo, y habrá tanta delincuencia, como operativos policiales.



El Guasón es una derivación de una ciudad industrializada como se ilustra Ciudad Gótica, es una respuesta a las industrias Díaz, es la contestación a Batman, que en sí, también son susceptibles a diagnósticos, pero nos quedamos solamente con que son también una práctica sádica, así como tantas otras instituciones o dispositivos de poder. Es como el axioma de la educación, educar sin importar el “cómo” del asunto. Se muestra a un maestro severo amo de un saber que idealiza a todos sus estudiantes como ignorantes, pervirtiéndose toda intención de enseñanza. Obviamente surgirán los “guasones” del aula de clases, para establecer un equilibrio. De aquí, que el asunto es meramente político.


Entes como el Guasón son expresiones sociales que persiguen una liberación, quizás, libidinal, a un sistema vorazmente industrializado e impositivo. Cada uno siguiendo su propia moral, la diferencia es que la del Guasón es concientemente ideológica (por eso se dice en este texto que se trata de un activista), mientras la otra con intereses de control y progreso económico.


Nuestro villano, no es más que un recuerdo de la dinámica social, de la perversa actuación y ejercicio de un sistema de poder, hacia el poder mismo, no hacia la sociedad per se, ésta es sólo su medio. Se diría en algunos contextos, que se trata de un síntoma y obviamente, se ha de querer eliminar y ya es sabido que regresará como retorno de lo reprimido y de otras muchas formas.

Lo que se intenta ilustrar es que no hay un diagnóstico, que los sujetos son inajustables a un diagnóstico. En el caso de nuestro villano en cuestión, a lo que él concierne, es una demostración de que un dispositivo de poder no funciona, algo que el mismo Guasón se encarga de increpar, de echar culpa, tal como un superyó freudiano, sin embargo gracias a que existe este dispositivo bien instalado aunque maltrecho, es que el Guasón existe, “se completa”.


sábado, 14 de noviembre de 2009

El Presidente y Chomsky



Dentro del discurso sabatino llevado a cabo por el señor Presidente Rafael Correa, el 7 de noviembre (2009), me satisfizo escuchar por parte del mandatario, que se había estrechado de manos con el filósofo, lingüista y activista político Noam Chomsky, de lo que luego comentó el ejecutivo, que era uno de sus “autores favoritos”, explicando brevedades sobre la vida de éste

En ese caso creería que en esa afinidad entre el mandatario y el autor, existirán también afinidades con lo que el autor ha llevado a discusión durante tanto tiempo en su obra, como la de tener una concepción humanista y firme de la naturaleza humana, comprendiendo todos los fenómenos y procesos que ella encierra; esto da lugar al respeto a la libertad, a la dignidad, la creatividad y otras manifestaciones esenciales.

Otra sería el comprender a cabalidad la naturaleza del poder, la opresión, el terror y la destrucción de una sociedad, sabiendo que las instituciones económicas, comerciales, educativas, financieras, son entendidas como la piedra angular de un gobierno autocrático (considerado también en términos ideológicos).

Podríamos entender a Chomsky como un instigador de la Desobediencia Civil, para hablar en términos de activismo político. Chomsky menciona que si se está pensando en la “revolución social”, aunque por supuesto sería absurdo presentar una descripción detallada del objetivo que se intenta alcanzar, no se puede lograr por tener una comprensión muy parcial de las realidades sociales y, en ese caso, de las realidades humanas. Entonces, la revolución es un fracaso, especialmente si proviene de una instancia de poder. Por lo tanto, la revolución, o lo que Chomsky llama “Justicia”, está íntimamente ligada con la Desobediencia Civil, algo que pondría en tela de duda, que una instancia de “Poder” apruebe.

Por ejemplo, una amenaza de autoritarismo, de dictadura o de clausura a los ciudadanos, sería algo muy grave en una sociedad. La justicia, vista en términos de desobediencia civil, llenos de incertidumbre (es decir, que no se saben las consecuencias), sería la forma de hacer política para Chomsky. Para éste profesor del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussets), es correcto consolidar actos que impidan acciones criminales del Estado, actos como: dañar los bienes públicos o cerrar el tránsito para evitar que hayan más asesinatos en Guayaquil, por ejemplo. Luego dice: “hay que tener cuidado cuando se llama a algo ilegal”.

El viejo lingüista también tiene aportes sobre la educación. Dice que en lo que se llama “Institución Educativa”, prima un modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar y fijan explicaciones que resultan como únicas, formando así tecnócratas. No hay por parte de los profesores una petición a los estudiantes, que lleve a analizar las estructuras políticas y sociales que forman sus vidas, peor aún llevar a los estudiantes a que descubran “la verdad por ellos mismos”. La empresa de la educación seguirá siendo un aparato ideológico y pronto, del Estado.

Después de todo esto, es interesante que haya una preferencia por Chomsky. Tendría mis dudas.

miércoles, 21 de octubre de 2009

La Justicia ilegal, un síntoma de “La Institución”.

Como contestación a una opinión de un catedrático, cuyo contenido citaba lo impertinente que era un espacio televisivo, que transmitía una serie sobre unos vengadores urbanos. “Es inadmisible que eso se transmita a la ciudadanía, que es verdad, que la cuestión legal es ineficaz y que la delincuencia ha incrementado y no hay forma de pararla, pero eso no significa que se haga justicia por mano propia, es ilegal”. A lo que yo, puedo decir lo siguiente frente a esta exacerbación de robos, asaltos, violaciones y asesinatos y un abandono institucional, a propósito aquél artículo:


No hay que ser hereje para no darse cuenta que las cosas no andan bien. En palabras contextualizadas: no hay que esperar ser muerto por otro, para darse cuenta que las cosas no andan bien. Haciendo alusión a las ideas, catalogadas como catastróficas, de hacer justicia por manos propias, se puede decir que no son del todo malas. Que existan programas que infundan argumentos y valores para hacer justicia, es una motivación dirigida a hacer cumplir la democracia. Es decir, se está completamente de acuerdo que no se puede andar por ahí como vengador ajustando cuentas, sin embargo, aquél hecho es, sin complicaciones, un activismo político.


De hacer justicia con manos propias y de arrojar piedras a los policías en la calle, ninguna es vista como una práctica ciudadana ejemplar y legal. Aunque, inclinados hacia premisas muy sencillas: frente a una ilegalidad en un régimen político (sabotear los medios de comunicación, por ejemplo), lo legal sería seguir los trámites burocráticos debidos para llegar a un acuerdo, ya se sabe que esto es imposible, entonces, a una acción ilegal, una respuesta ilegal (manifestar, lanzar piedras, dañar bienes públicos, etc.), legitimando aquélla acción ilegal haciéndose legal. En dicho caso ¿Qué de ilegal tendría?, de todas formas es por justicia. Esa ilegalidad, esa justicia por manos propias, es una tarea política, es la esencia de un activismo político, la mejor práctica patriota. Eso por un lado.


Por el otro, en nuestro contexto: nuestra ciudad, donde se ven a los policías muy parcos con respecto a la violencia desbordada, a un alcalde que ya se abotonó la camisa y a un presidente con otras prioridades; donde la ley que existe, se pierde entre el humo y los billetes; no hay tal cosa que se dice por ahí, “que todo se cumpla según lo legal”. Es un problema de institución: La Policía, la Alcaldía y el Gobierno. El sistema jurídico no funciona. La justicia tomada por propia mano, es una acción ilegal, pero es un acto pro-democracia, y es por último una consecuencia, que hoy por hoy, todavía no llega a su clímax. Si no, entonces ¿qué?


No se pretenden justificar medios, ni mucho menos fines, solamente esclarecer que la acción política puede ser ejecutada de muchas formas, que sea ilegal, pues siempre es ilegal, siempre para alcanzar la justicia que una “institución” no sabe brindar, porque existe corrupción, es decir, también es ilegal e injusta. No podemos hablar en nuestro contexto de legal o ilegal, cuando en sí, la Institución per se, lo es. Basta un botón para comprobarlo.

jueves, 9 de julio de 2009

Del dormir

Luego de un largo sueño profundo del que disfruté, me surgió la idea trillada que de dormir, no sé que me gusta más, ¿soñar o el no estar despierto?
Existe un manual donde se encuentran un sin número de diagnósticos psicológicos elaborado por psiquiatras, el CIE -10 (Clasificatorio Internacional de las Enfermedades, mentales). Los trastornos del sueño según la psicopatología, son síntomas que se encuentran dentro de los trastornos del humor. El hipersomnio es un síntoma primordial de los trastornos depresivos, por citar un ejemplo. Diría que tengo una posibilidad de estar cursando por algún trastorno de esos. El exceso de la necesidad del sueño y la abulia me invaden, seguramente ya tendré un diagnóstico definido.

Sin embargo, más allá que el sueño se trata de un proceso reponedor, etc., tiene tal vez otro sentido. No quisiéramos referirnos ciertamente al sueño como una apología a la muerte, sino como aquélla regresión que causa placer. En ese afecto que se logra a partir del estado intermedio entre la vigilia y el sueño.

Al estado de placer al que, muy incierto, quiero referirme, no se trata de soñar. Soñar es un plus del sueño; soñar es lo que se pinta en el lienzo de estar dormido, en tal caso serán las pinceladas, puede pintarse el “Almendros en flor” de Van Gogh o “El Grito” de Munch.



Diríamos que la necesidad del sueño, no es por ningún motivo una necesidad biológica, quizás a medias; ésta necesidad, es la necesidad de regresar. Es un regreso a ser niño, a la ingenuidad, a la inocencia y hasta a la indefensión. Se lo podría decir hasta por la posición fetal que uno toma cuando duerme (No sabemos si Freud ya había mencionado esto antes, sin estar muy seguros decimos que sí).

Podríamos estar pensando que este acto de dormir, sin querer escuchar a los ratones roer el techo, sería un síntoma depresivo, de no querer saber nada de nadie, de la realidad, etc. Acompañado de no estar dispuesto a hacer nada, sin embargo, es un estado donde el tiempo y el espacio se pierden, confundiéndose entre ellos mismos. Aquél efecto se torna como una especie de burla entre el pasado y el ahora. Y es en ese momento donde pasamos del placer de dormir por su carácter regresivo, a ser un desafío al tiempo. Se trata de dormir para burlarse de la vida, estando con vida. El cuerpo durmiente no envejece, está en cloroformo, procurando permanecer en el tiempo. Duerme para luego despertar esperando algo nuevo. Se vuelve a nacer.

miércoles, 1 de julio de 2009

La Escuelita

Conozco el caso de un pequeño, tenía 5 años de edad, admitamos que en aquélla edad no sabía leer bien. En un cumpleaños un familiar le obsequió una enciclopedia sobre la fauna que existe en el planeta. El niño desnudando su avidez de curiosidad, muy delicadamente revisaba los libros a cada rato que podía. Ya cansado él de ver las ilustraciones gráficas de los once tomos, empezó a leer las características de las especies ahí representadas, escuetamente pero lo hacía.

Sabía sobre Darwin y sus postulados, sabía Biología, algo de Ornitología, conocía los nombres en latín de algunas especies, entre otras cosas. Ya en primer grado, en una clase donde se aprendía sobre la “S”, había que citar ejemplos de animales cuyos nombres empezaren con la letra “S”. El niño ingenuo menciona algunos nombres extraños y la maestra aterrorizada con los ejemplos que había dado el niño, se sobresalta y lo repela por pensar que se está burlando de ella al inventarse esos animales, luego se burla. ¿Qué habrá pasado por la cabeza de este niño en aquél momento? ¿La profesora, la que me está enseñando? ¿Habrá sabido ella a lo que me refería o es que los libros estaban equivocados? Fue un shock fuerte para el niño. Es probable que el niño éste no hubiera de coger un libro en buen tiempo.

“La educación”, es un proceso perverso y degenerado. No hay educación académica de por sí. Este proceso es extremadamente limitante. Tiene establecidos estándares arcaicos, homogeneizantes, que a la vez se confunden entre el acto de enseñar y el acto de enseñar la autoridad que posee el profesor.

Hay muchos intelectuales que coinciden en que la educación es el proceso más vil y retrógrado, que la criatura humana tiene que soportar. Existe la posibilidad de llegar a la conclusión que están de acuerdo con el siguiente aforismo: “Yo estaba aprendiendo hasta que me metieron a la escuela”, dicho por Borges. Todos tendrán su propia paremia y habrán otros intelectuales que ni siquiera fueron a la escuela.

Honestamente seguiré las palabras de un amigo fraterno a propósito de la historia mencionada: “Aquello que te pasó permitió que te dieras cuenta lo que verdaderamente es la educación y ahora estás criticándola”.

El profesor, ignorante por antonomasia, debe quedarse así, pero también de ser afásico, mudo, debe ser una estatua y ganar bien, probablemente ahí el proceso de la educación llegue a concebirse. Es sólo una opinión.

martes, 30 de junio de 2009

Gracias al Estado hay Universidad

Sábado 17 de junio del 2009

Ya en horas de la tarde recordé lo que a mi parecer, el estadista por excelencia, el Presidente, mencionaba en su cadena sabatina sin vanilocuencias, la inoperancia de financiar carreras que ya el Estado no demanda. No del todo obvio está inscrito que tal financiamiento está dirigido a las Universidades del Estado y existe el trillado argumento falaz que las carreras surgen a partir de la gran demanda social.

Hay una cantidad exacerbada de abogados, de empresarios, de marketeros y economistas, por tal motivo, el Estado está obligado a retirar el financiamiento de dichas carreras.

La Universidad más que un espacio de preparación profesional siempre ha sido una empresa bientrecha productora de obreros, hablando de las universidades subvencionadas por el Estado, mientras las privadas, empresas que ven el ingreso a un corto plazo, es decir, aquí el negocio es mientras el individuo está cursando la carrera. Claro, por ser privada existen mayores privilegios académicos, si se quiere.

Estrictamente, en este discurso del Presidente se percibe el olor álgido del socialismo. En la universidad gratuita se aperturan carreras, en pocas palabras, para que les sirva a la sociedad. Democráticamente se impone un variado número de profesiones, no que un ciudadano pueda elegir, sino que el Estado considera están dentro de la demanda social.

No podríamos imaginar jamás estudiar en una universidad del Estado: Literatura, Poesía, Filosofía, Antropología, etc., porque esto al Estado no le sirve en lo más mínimo para poder acudir a la demanda social que éste mismo propicia y espera que exista.
La demanda social existe porque existe un discurso que lo atiende, en este caso el Estado. El Estado justifica su existencia a partir de la demanda social. ¿Qué sentido tendría acabar con la llamada demanda social?, sería el fin del Estado.

Se vende la idea que la Universidad es gratuita y por tal motivo el estudiante se encuentra en un compromiso, en deuda y la tiene que pagar con sus servicios, dejando de lado cualquier idea de hacer algo distinto, algo que persiga un interés individual, y esto es obligatorio.

Hay que diferenciar si algo es gratuito porque otro lo paga o es gratuito porque así debe de ser. La Universidad es una potencial máquina productora de obreros. Se los entrena para trabajar en condiciones infrahumanas, sin paga. Se les enseña que tienen que trabajar en las peores condiciones, sin objeción alguna, porque eso es un requisito para graduarse aparte que está pagando su deuda con el Estado.

Por eso en instituciones públicas seleccionan personal exclusivamente de una Universidad Gratuita, porque éstos están entrenados para la explotación, por ejemplo. Mientras que en las instituciones privadas se seleccionan a estudiantes de universidades privadas, no sólo por su preparación académica, sino por su manera de pensar; podría ser un completo idiota, pero tiene carácter y posiblemente ocupe un cargo administrativo, y si el de la universidad gratuita por obra del “Señor”, llegue a trabajar en dicha institución, lo hará posiblemente en condición de esclavo, no tanto así, quiero decir, con un sobrecargo de horas y con un sueldo mínimo.

Simplemente el hecho de cerrar una carrera por no estar dentro de la demanda social no es sólo un acto dictatorial, sino que con esto se demuestra la esencia del socialismo, su colectivización, que desagua en su carácter inhumano. ¿Ahora qué pasará con quienes querían ser abogados?, tendrá que estudiar alguna cosa que le sirva al Estado. Se elimina por completo el interés particular de cada persona.
La Universidad es otro sistema burocrático al cual tenemos que someternos, para de alguna manera poder sobrevivir.

martes, 9 de junio de 2009

A psicólogo, prefiero el sacerdocio

¿Cuántas veces no se han escuchado las críticas y hemos sido testigos de envidias latentes, de la famosa “ciencia en psicología”, frente a las religiones y terapias alternativas?.
De la llamada psicología científica y que todavía algunos denominan precipitadamente como ciencia joven, se jactan de la objetividad de su ciencia prepúber, en plena edad del asno, lanzando juicios equivocados a otras disciplinas de carácter religioso, étnico y filosófico, y lo hacen sin ningún sustento lógico, sino repitiendo la figura de la ciencia objetiva.

Se critica a la religión por su carácter no objetivo, su carácter de fe y místico. Ken Wilber, sociólogo de la religión, primero dice que, para que esta burrada de los psicólogos no se conciba, hay que diferenciar lo esotérico de lo exotérico. Lo primero por su carácter fantasioso y novelesco y el segundo por la creencia per se. Lo primero es fantástico y lo segundo místico. La ciencia en su afán de someter todo a experimentación, y cree que por medio de esto alguna disciplina se vuelve objetiva, se lanza hacia la religión con estas argumentaciones, sin saber que, en lo que concierne a la religión y otras técnicas existe experimentación.
Experimentación en cuanto a la creencia y lo exotérico, el sujeto individual experimenta su sensación de bienestar, su cura. En el creer, en el confesarse, en hacerse la limpia. Esto no es menos “eficaz” (palabra favorita de la ciencia), que cualquier psicoterapia. El científico por su parte no lo va a entender como lo puede entender el creyente. El creyente, el místico, comprueba por medio de su experiencia, que aquélla doctrina le es eficaz. Un científico jamás podrá comprenderlo.

La psicoterapia nunca ha sido eficaz. Se le busca constantemente la quinta pata de la eficacia. Se hacen experimentos, pruebas, mediciones, pero no llegan a nada. En sí no se puede hablar de una eficacia. Y ahora, tampoco se puede hablar de psicólogo o psicoterapeuta, cuando su verdadera labor, se ve manipulada y prostituida por otros discursos, más aún en estos tiempos por ser parte de un discurso científico.

Dentro de la ética del psicologucho, en mis términos, se dice parafraseándolo de la siguiente manera: Si mantiene la confidencialidad del caso, va a mantener serios problemas. Volcándome un poco científico en una pequeña investigación que he hecho, he consultado a jóvenes sobre sus visitas a otros psicólogos, por problemas severos de conducta no apropiada, y lo primero que le preguntas estos profesionales de la llamada “salud mental” es: ¿Por qué te portas así?, y siguen cosas como, “cuéntame que no le digo a tu mami”, y de hecho rompen con su compromiso, y le sigue “prométeme que te vas a portar bien”. La decepción de estos jóvenes al ir a éstos psicologuchos, que por coincidencia (esperemos), en todos se repitió la misma burrada, la decepción fue muy grande.

La labor del psicólogo atendiendo violencia por ejemplo, es de denunciar. El psicólogo obedece a su ética y denuncia el caso de ultrajo, para que la víctima ultrajada vuelva a ser ultrajada por los fiscales. El psicologucho se vuelve pescador de delitos, se vuelve un informante, un “infiltrado”, una herramienta más, un peón. Es por su tecnicismo, pragmatismo y su pobreza, por no decir ignorancia, que el psicólogo es prostituido y vendido como esclavo.

Tanto que se critica a la religión, la confesión, por ejemplo, implica un proceso de escucha, en donde el sacerdote pocas veces emite juicios de valor, y lo único que hace es absolver al sujeto de su angustia. Hay una reconstrucción del yo, hay una cura. Como decía Freud, todavía respirando aires médicos (1905), lo importante de una psicoterapia es llegar a una cura.
Pensemos en que un sujeto se confiesa dos o tres veces al mes, hay cura de por sí. Lo mejor de todo es que la confidencialidad se respeta. Tal vez el sacerdote sepa más de psicología que un psicologucho. A psicólogo-ucho, prefiero el sacerdocio y eso que soy ateo.

Conozco un chiste

Un hombre va al doctor.

Dice que está deprimido

dice que la vida la parece cruel.

Dice que se siente solo

en un mundo amenazador en que todo es vago e incierto.


El doctor dice: "el tratamiento es simple. El gran payaso Pagliacci

está en la ciudad. Esta noche. Vaya a verle, eso le animará".


El hombre estalla en lágrimas. Dice: "pero, doctor… yo soy Pagliacci".


Buen chiste.



Todos ríen.



Redobles de tambores.



Cortinas.



Dr. Rorschach

Watchmen







jueves, 5 de febrero de 2009

Sociedad Inútil

Este título amerita disculpas, puesto que funcionaría como una redundancia, una repetición sin sentido.
Si es que la sociedad tiene alguna utilidad, es para éste discurso mismo (para sí misma), nada tiene que ver con el sujeto.

Todo surge cuando decidí por curiosidad chequear qué era aquello del Facebook. Yo, más que ignorante, cedí en abrir una cuenta. Hurgando por este divertidísimo y angustiante sistema, no me encontré más que con una tecnología de vida virtual. Fotos, comentarios, amigos; es la sumisión casi entera del ser humano en la cultura. Y ahora la cultura, es la tecnología.

Se vive con ligereza, se vive en lo trivial, comentarios absurdos, narcisismos, remedos de arte, es lo que invita un sistema como éste. Se permanece ahondado en la nada, en lo virtual, distraído, embrutecido. El sujeto no medita, no piensa, ya no reflexiona. Pero, si no hay nada más satisfactorio que vivir en la reflexión del mundo, en la reflexión de sí mismo. En realidad en el mundo no pasa gran cosa, si es que no es interrogado. En estas cuestiones informáticas no pasa gran cosa, si es que no se es interrogada.

En un sentido, estos bienes tienen su utilidad, pero más allá de ese trillado romanticismo, más que visto como un lujo pop, posmoderno, es un agujero que se lleva lo esencial del ser humano: su pensamiento. La cultura degenera al sujeto. Ya nada se le escapa, como bien exponen algunos: “el Internet es un medio de comunicación masivo”, exacto, se sabrá todo, casi todo, hasta el más recóndito espacio del mundo, se mantienen al tanto de todo lo cultural. De esto se trata este tipo de civilización virtual. De esto se trata la cultura, de comunicar. ¿Quiénes son los que verdaderamente se comunican? ¿Qué es lo que comunican?

No hablemos de comunicación, peor aún de evolución (ver “Hombre Inservible”), ¿Quiénes son los que gozan de este sistema en red? No con esto se quiere optar por una posición ideológica o política, ni mucho menos económica, pero, échenle un ojo al tipo de comunicación que existe en el Facebook, por ejemplo. Más allá de un uso utilitarista que se le pueda dar a la tecnología, su uso no deja de ser culturizante y esto es lo que lo hace antidemocrático.

Una civilización es la que tiene, en primer lugar, un muladar. Se podría mencionar que las grandes civilizaciones existen desde que existen los muladares. Parafraseando a Jacques Lacan, no sé si se pueda comprender la analogía entre muladar y cultura. Ahora ya nadie se escapa de esto, hay cañerías y tuberías por todas partes, las cloacas en las computadoras y todos tienen la necesidad de defecar.

La cultura alivia, la tecnología alivia, los alivia completamente de la función de pensar, de pensar en las cosas que no se dominan en absoluto. Esto llamado Internet, en su uso exacerbado, en el que por pensamiento mágico se justifica con “comunicación masiva”, podría llegar a ser peor que la escuela donde todos visten del mismo color. Es la cultura potenciada, en cuanto a su hegemonía de homogeneización. Este movimiento cultural, tecnológico, tritura al sujeto volviéndolo cada vez más infame.


miércoles, 7 de enero de 2009

“La Ciudad Bruta”

El crecimiento repentino de las urbanizaciones cerradas dejó hace mucho de ser incipiente. Al parecer el acrecentamiento de nuestra urbe, Guayaquil, es más por la construcción de estos grandes sistemas de vivienda cercados que por las mismas invasiones, que en estudios ulteriores esto se había definido. Pero no falta ni explicación de por qué esta elección de vivir alejados parcialmente de la ciudad y vivir en una pseudo ciudad totalmente en encierro.

La primera respuesta que se le ocurre a un habitante de urbanización es: por seguridad. Es cierto, ya en la urbe no hay donde andar si no es con el temor de que algo nos vaya a pasar. Existe una realidad en lo que yo llamo, “la ciudad bruta”, es decir, la ciudad tal y cual es, urbanizada, por supuesto que sí, pero con sus problemas sociales. A diferencia de las ya llamadas “ciudades burbujas”, las ciudadelas cerradas. Teóricamente las familias no deben tener preocupación alguna a ser víctimas de asaltos, violaciones, secuestros, abusos o asesinatos, los niños pueden divertirse en las calles.

Los niños están protegidos, lo tienen todo, viven en una gran trinchera con todas las comodidades que sus padres le suministran. De aquí que estos chicos permanecen en un cinismo social (sin mencionar otras variantes), son en algunos casos muy dependientes. Al final, siempre les queda la certeza de que la fortuna de sus padres la heredarán y seguirán en el negocio. Y eso que aquí no hablaremos de las patologías sociales que acarrean los “hijos de papi”.

El gran problema pudiera ser, si los padres de los chicos “burbuja” llegan a desheredarlos de algún modo, estos niños en verdad, no sabrían qué hacer, se estima que pocos levantarían una propia empresa, por ejemplo.

Hace poco escuché de una ola de robos que se sucedían en los ceibos, cuánto indignación me causó al escuchar de algunos moradores, conocidos míos, que, al fin y al cabo, decían: los de mapasingue ya se cruzaron los muros para robar las casas.

Los mayores índices de hurto económico, hoy en día se puede saber más que antes, que ocurren del lado de la cúpula económica, de aquéllos opulentos de poder que fueron criados con estereotipos sociales y sin valores. De ahí los encorbatados de maletines, los diputados, gobernantes en general, fiscales, traficantes. Aquí es donde radicaría el verdadero temor. Seguiré caminando por las calles sin cuidado que me roben mi celular. Ya no le diría al delincuente que me esté robando: “tranquilo, el robo ocurre hasta en las mejores familias”, sino “el robo proviene de las mejores familias”.

Carlos Silva